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Las hogueras del 11 de septiembre

Ariel Pérez Lazo
 
MIAMI, Florida, septiembre, www.cubanet.org -Este mes conmemoramos el noveno aniversario del atentado del 11 de septiembre y apenas tuve tiempo para recordar esa fecha que tanto dolor levanta en el mundo. Algo que me interesa señalar de la fecha es que fue un atentado contra personas de cualquier nacionalidad. Recuerdo que en la réplica española del 11-S, en el metro de Madrid en 2004 falleció un joven cubano. La prensa de mi país ni siquiera divulgó su nombre. Ningún homenaje recordó a la víctima cubana del terrorismo de los extremistas islámicos. Había más interés en explicar el acontecimiento por la intervención española en Iraq.
 
El crimen del 11 de septiembre ha sido justificado por la izquierda como una respuesta al apoyo norteamericano a Israel. Recuerdo como la líder de las “Madres de la Plaza de Mayo” vio a los terroristas como combatientes contra el imperialismo norteamericano. Incluso en los EE.UU hay grupos que siguen afirmando que lo ocurrido ese día fue un auto-ataque del gobierno americano.

En el otro extremo, los fundamentalistas “cristianos”, organizaron la quema del Corán. Un acto que tendría sentido si previamente hubieran leído este libro. Realmente van a una tienda, compran el Corán y lo incendian, sin haberlo leído. Cada cual tiene derecho a quemar sus libros. Yo boté las obras de Lenin en la basura de la esquina de mi casa en Cuba y nadie protestó por ello. Más adelante, compré algunos tomos de las obras de dicho autor porque me interesó estudiarlo y nunca los volví a botar.
 
Creo que la quema del Corán, como la quema de cualquier otro libro o CD (recuerdo ahora las destrucciones de CDs en Miami ) es un acto estúpido (más allá de la moralidad del hecho) si no se trata de un libro que nos ha decepcionado, que compramos, leímos, pensamos aprender algo de él y llegamos a la conclusión de que es totalmente inservible. Si realmente los musulmanes indignados razonaran, en vez de organizar quemas de Biblias, se reirían de las ocurrencias del pastor Jones y sus imitadores en otros estados de este país. Al menos yo, de confesión cristiana, no pienso molestarme por la quema de “Biblias” pues sé que los incineradores ni se han molestado en su lectura. Fueron libros comprados para quemarse.




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