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¿Cuánto le cuesta a Cuba el Castrismo?

Mario J. Viera 

PORT CHARLOTTE, Florida, septiembre, www.cubanet.org - Es una gran verdad lo que Fidel Castro le dijera hace pocos días, aunque después lo negara, al periodista americano Jeffrey Goldberg, “el modelo cubano ya ni siquiera funciona para nosotros”. Ese fracasado modelo ha tenido un enorme y gravoso costo para la economía del país, tanto que le ha llevado a la ruina, con la ruina, al desaliento social; con el desaliento a la quiebra de los valores cívicos y éticos de la sociedad.
¿Cuánto le ha costado, le cuesta y le seguirá costando a Cuba el ineficiente modelo castrista, que no cubano? Quizá algún economista me ayude en la respuesta a esta angustiosa pregunta.

¿Cuánto le costaría a Cuba en término de por cientos del PIB el mantenimiento de unas sobredimensionadas fuerzas armadas y de las tropas del Ministerio del Interior? No tengo el dato pero el costo debe ser de muchísimos millones de pesos que salen del bolsillo del ciudadano común y que podrían reinvertirse en el desarrollo económico con unas fuerzas armadas más balanceadas en cuanto al número de efectivos por cada 10 mil habitantes.

¿Qué cantidad de dinero se desvía de la producción y los servicios para el mantenimiento de las llamadas Zonas de defensa dentro de la estrategia concebida para una hipotética “Guerra de todo el Pueblo”?

¿Cuánto cuesta mantener a una mercenaria multitud de oficiales de la Seguridad del Estado dedicada única y exclusivamente a acosar y espiar a los grupos opositores o disidentes, fuera del caso de las labores de inteligencia y contrainteligencia que legítimamente mantiene cualquier país?

¿Cuánto le costó al país el mantenimiento de operaciones militares en Africa por más de una década, tanto en dinero como en vidas humanas? Independientemente del sostén que le prestara la desaparecida Unión Soviética el gasto, para Cuba resultó abrumador.

¿Cuánto dinero de la población se dedica al mantenimiento del aparato político-administrativo del parasitario Partido Comunista de Cuba y de la Unión de Jóvenes Comunistas para el pago de salarios de los llamados cuadros de dirección y sus empleados de servicios, desde el Comité Central hasta los Comités Provinciales y Municipales y para desembolsos en sus gastos operativos? Los ingresos que reciben por las cotizaciones de sus militantes evidentemente no cubren todos los gastos de estas dos supra organizaciones y deben obtenerse del erario público para ser sufragados.

Tras deducir las cotizaciones que aportan los afiliados a las denominadas organizaciones de masa, tales como los Comité de Defensa de la Revolución, la Federación de Mujeres Cubanas, la Asociación Nacional de Agricultores Pequeños, la Asociación de Antiguos Combatientes ¿Cuánto se le extrae al cubano para mantener todo el aparato operativo de estas organizaciones desde el nivel nacional y provincial hasta el nivel local?

¿Cuánto se gasta en la organización y desarrollo de los actos multitudinarios que impulsa el gobierno en apoyo a sus políticas? Considérese que en México se gastaron 40 millones de dólares durante los festejos por el bicentenario de su independencia. Sumemos todos los actos por el Primero de Mayo; los actos por el 26 de Julio; las “Marchas del Pueblo Combatiente”; las marchas continuas que se realizaron cuando la batalla por la devolución del esclavito escapado del redil, Elián González y tomemos como referencia lo que le costó a México los actos por su bicentenario, el resultado debe ser espeluznante.

¿Alguien puede decirme a cuánto asciende lo que el gobierno castrista se gasta en propaganda, en todas sus campañas publicitarias? No me refiero a la propaganda promovida a favor del turismo o tal vez para comercializar algún producto nacional como por ejemplo el tabaco o los cítricos. Me refiero a la propaganda política dentro del país y en el exterior. Esas enormes vallas publicitarias que repiten las consignas gubernamentales; que alaban al máximo líder; que piden la liberación de los cinco canallas condenados en los Estados Unidos, con todos los derechos procesales, por espionaje. ¿Cuántos millones se dedican a estos menesteres? ¿Cuánto se gasta en promover los comités de solidaridad a favor de esos individuos a lo largo y ancho del mundo? Toda esta propaganda debe alcanzar varios millones, no de pesos, sino de dólares. Dólares que podrían dedicarse a algo más útil y productivo que el auto ensalzamiento del sistema  que promueve el partido comunista.

¿Qué decir de lo que cuesta mantener en circulación todos los periódicos, periodiquillos y revistas oficiales, en gastos de papel, tinta, energía eléctrica, impresión y salarios? Esos medios los paga el tesoro público, no los comerciales, que no están admitidos en Cuba. Es verdad que todos esos periódicos y periodiquillos reunidos no alcanzan el volumen del New York Times, pero sí constituyen un enorme gasto público. Lo mismo se puede decir de los canales de la televisión y de las emisoras radiales oficiales: toda la tecnología empleada en sus transmisiones, todos los programas artísticos, y todos los noticieros son pagados por el tesoro público ¿Cuánto cuesta mantener una programación radial o televisiva aunque esta última solo sea de 12 horas diarias?

En 1959 Cuba estaba dividida en solo seis provincias y 122 municipios; ahora su mapa político se divide en 15 provincias y 169 municipios. Nueve provincias más y un incremento de 47 municipios. Esto significa un elevado aumento en la deuda pública invertido en un colosal e inoperante aparato burocrático que consume una gran proporción de recursos económicos. Al igual que el escandaloso crecimiento del número de prisiones, cárceles y centros de reclusión que se ha producido luego de la consolidación del poder castrista que exige una elevada inversión de dinero.

A todo esto hay que agregar el efecto negativo que sobre el desarrollo de la economía nacional ha generado la fuga de fuerza productiva e inteligencias que ha emigrado del país, huyendo de la falta de libertades y del deterioro del bienestar público resultante del sistema socio político que el castrismo ha impuesto al país. Pérdidas que difícilmente pueden contabilizarse.

La sumatoria de todos estos elementos, si los economistas pudieran calcularlas demostraría la inoperancia y el fracaso del llamado “modelo cubano”




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