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¡Dios mío, coincido con Castro!

Mario J. Viera    

PORT CHARLOTTE, Florida, septiembre, www.cubanet.org -¡Quien lo iba a decir! Ahora el usurpador que ha devenido una especie de ángel del Apocalipsis, asume también una posición “disidente”. Aunque no creo en las fundamentalistas interpretaciones del Apocalipsis de Juan y mucho menos en las imbecilidades que, en estos últimos días, le ha estado dando por anunciar el fin de la civilización por un próximo cataclismo nuclear, no me queda más remedio confesar que, ¡Dios me perdone!, coincido con las más recientes declaraciones de Castro.

Por supuesto, me refiero a las declaraciones que el ancianito resucitado le hiciera a Jeffrey Goldberg, corresponsal de The Atlantic. Mientras almorzaba (muy frugalmente, según ese reportero) confesó: “El modelo cubano ni siquiera nos funciona a nosotros”.

¿Se trata de un nuevo mea culpa como la anterior aceptación de su responsabilidad en la persecución y represión a los homosexuales durante los primero años de su tiranía y que  todavía se sigue practicando de manera más o menos velada? ¿En verdad está ejerciendo el principio de la autocrítica reconociendo el error (tal vez mejor sería decir “el horror”) del sistema económico que impuso sobre el país, como reconociera implícitamente su error al responderle a Goldberg sobre la carta que  enviara a Jruschov recomendándole al jerarca soviético un ataque nuclear contra los Estados Unidos durante la Crisis de Octubre/de los Misiles: “Después de haber visto lo que he visto, y de saber todo lo que sé ahora, pienso que no valió la pena”?

Al aceptar que el modelo económico cubano no valía la pena exportarlo, estaba reconociendo de hecho que la causa eficiente de la ruina económica del país se debió al sistema que “ni siquiera nos funciona a nosotros” y no precisamente a las consecuencias del “criminal embargo” impuesto por los Estados Unidos. En esto coincido plenamente con Castro. No funciona, porque la economía planificada centralmente es un freno para el desarrollo; porque el rechazo a la participación privada en la vida económica ahoga la competencia, principal motor para impulsar la producción y la productividad; porque concentrar la mayor parte de las tierras productivas bajo el control de un ineficiente y colosal aparato burocrático conduce a los bajos niveles de rendimientos agrícolas; al mal uso de los suelos; a la incorrecta aplicación de los principios agronómicos y cuyos resultados acumulados se reflejan en el desabastecimiento y la necesidad de importar colosales volúmenes de alimentos.

Aunque hay que acotar que quizá no hayan sido estas ideas las que se incluían en la afirmación de Castro, ni que esté dispuesto a una nueva “rectificación de errores” esta vez dirigida contra los gastados y fracasados dogmas marxistas; ni signifique un abandono a su ortodoxismo militante.

Ahora parece ser que el más ancianito de los dos Castro usurpadores ha caído en el intríngulis de donde dije, dije no dije dije… que no es otra cosa que la advertencia que hace a Ahmadinejad sobre el estado Israelí: “El gobierno de Irán debe entender ─ dijo durante la entrevista concedida a Goldberg ─  que los judíos fueron expulsados de su tierra, perseguidos y maltratados en todo el mundo”. Esta opinión ha hecho que algunos nazis trasnochados que todavía perviven ─ que siempre, mientras exista el mundo, no faltarán motivos para manifestarse la estulticia humana ─ digan que Fidel Castro es un judío sefardita por la parte paterna cumpliendo los planes del “judaísmo internacional” para llevar la miseria a los pueblos.

Dejando a un lado tal estupidez hay que destacar que el mensaje que ahora da es muy diferente de lo que escribiera en sus Reflexiones del 10 de junio de este año bajo el título “El zarpazo al acecho”. En esa ocasión anotó: “El odio del Estado de Israel contra los palestinos es tal, que no vacilarían en enviar al millón y medio de hombres, mujeres y niños de ese país (sic)a los crematorios en los que fueron exterminados por los nazis millones de judíos de todas las edades”. Agregando en un párrafo siguiente: “La cruz gamada del Führer, pareciera ser la bandera hoy de Israel. No nace del odio esta opinión, sino del sentimiento de un país que se solidarizó y prestó albergue a los judíos, cuando en los días duros de la Segunda Guerra Mundial, el gobierno proyanqui de Batista trató de enviar de regreso desde Cuba un barco cargado de ellos…” En realidad este lamentable hecho ocurrió durante el gobierno de Federico Laredo Bru y ninguno de los refugiados judíos a bordo del buque alemán San Luis recibió albergue en Cuba, ni en los Estados Unidos.

Ahora cambia el estribillo; ya no compara a los judíos con los nazis y dice: “Yo no creo que nadie ha sido más calumniado que los judíos. Diría que mucho más que los musulmanes. Han sido calumniados mucho más que los musulmanes porque se les calumnia por todo. Nadie culpa a los musulmanes por cualquier cosa”. ¡Ah, parece ser que ya el Estado de Israel dejó de ser “un gendarme en el Medio Oriente, que hoy (eso lo dijo en junio pasado) amenaza a una parte considerable de la población mundial y es capaz de actuar con la independencia y el fanatismo que lo caracterizan”!

¿Dejaron, según Castro renovado, los judíos de ser “fanáticos”? “En mi opinión─ le dijo a Goldberg ─, lo que le sucedió a los judíos fue una selección inversa. ¿Qué es una selección inversa? Durante 2000 años fueron sujetos a una terrible persecución y luego vinieron los pogromos. Se podría haber pensado que hubiesen desaparecido; creo que su cultura y su religión los mantuvieron unidos como nación. Los judíos han vivido una existencia mucho más dura que la nuestra”.

Aunque coincido con esta opinión del abuelito del antimperialismo y del sistema a estilo stalinista, no le creo sincero de ningún modo. Sus últimas palabras están dirigidas a hacerle pensar al mundo que existe un propósito sincero de enmienda de su parte y lograr que los incautos se lleguen a creer que en Cuba se está produciendo una voluntad de reformas. ¡Mentira!




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