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Incidencia de dos premios Nobel en el nivel de acidez totalitaria

Miguel Saludes

MIAMI, Florida, octubre, www.cubanet.org -El mundo literario, y el hispano en particular, se regocijaron por la designación del Premio Nobel de Literatura 2010 al escritor Mario Vargas Llosa.  Más de dos décadas tuvieron que esperar tras la premiación del mexicano Octavio Paz.  Con este lauro son cuatro españoles (José Echegaray 1904, Jacinto Benaventes, 1922, Juan Ramón Jiménez, 1956 y José Camilo Cela en 1989)  y la misma cantidad de latinoamericanos  (Pablo Neruda en 1971, Gabriel García Márquez, 1982; Octavio Paz en el 90 y ahora Vargas Llosa) los que reciben el reconocimiento. 

Las expresiones de encomio a la obra del fructífero novelista llegaron de parte de personalidades políticas e intelectuales. El rey Juan Carlos I, los presidentes José Luis Rodríguez Zapatero, Sebastián Piñera, Felipe Calderón y Alan García, mandatario del país de origen del laureado, manifestaron de inmediato su satisfacción por la noticia. En el mundo literario ocurrió otro tanto, aunque a veces las salutaciones llegaban contaminadas por razones ideológicas.

Aluden los críticos de Vargas Llosa, cuidadosos cuando reconocen la calidad de su obra, que el peruano se alejó de aquella imagen primaria de escritor comprometido con las causas revolucionarias del continente y de la izquierda latinoamericana. Si no fuera por ese detalle, la alegría sería total también en el terreno de sus detractores.

Los que acusan al novelista por los cambios en su rumbo político, olvidan citar las motivaciones que lo indujeron, como ocurrió tempranamente con el caso del escritor cubano Heberto Padilla. A partir de un hecho que puso en evidencia el carácter totalitario de la Revolución traicionada por Castro, algunos intelectuales se desmarcaron de la caravana, ante el fraude que se avistaba. Vargas Llosa fue uno de ellos.

Discrepar con el régimen de la llamada Isla de la Libertad es un pecado que no perdonan los gobernantes de la ínsula ni sus aliados, que no son pocos. Al mismo Octavio Paz le adjetivan de “polémico” a partir de unas palabras con intenciones democráticas, dirigidas al Comandante.

Un breve escrito publicado en Granma, diario oficial del Partido Comunista de Cuba, mostró el elevado nivel de acidez que provocó en ese cerrado círculo la decisión académica. Firmado irónicamente con las iniciales PH, la reseña de tres párrafos resultó una andanada contra los que entregaron el premio y el escogido para recibirlo.  

Por su parte Juventud Rebelde, otro periódico oficialista de la Isla pero un poco más abierto que el primero, dedicó un artículo a la noticia. Sin dejar de apelar al tema de la postura política de Vargas Llosa, Rebelde retoma las palabras del texto que anuncia la premiación para basar su crítica. Mucho más comedida, sin firma de referencia del autor, incluyó al final algunas opiniones de lectores. La curiosidad de leerlas reveló un sorprendente resultado. De las siete incluidas, apenas dos de ellas muestran un lenguaje común con el de los rectores del partido único y sus dependencias. Daniel expresó lo siguiente: “El premio fue por su obra literaria...pero no te preocupes que el único medio de prensa que ha publicado la noticia es Juventud Rebelde y en una pagina interior. Por su parte Carlos  escribió que: “no hay margen para el genio, Vargas Llosa lo es, su obra trasciende el tiempo y los ismos, porque como dice la Academia al concederle el premio, penetra en la raíces de la pervivencia del espíritu del hombre."

Granma demoró un poco más que Juventud Rebelde, pero cuando lo hizo fue para atacar frontalmente al escritor, a quien describe como un seguidor de las causas indignas del mundo, servidor del imperio y apátrida. Esto último se insinúa a través de una interrogante relativa a la nacionalidad del intelectual peruano, nacionalizado español.  Según la reseña del órgano partidista, el premio no fue una sorpresa, una aseveración que contradicen los nombres que se barajaban horas antes de conocerse la decisión del jurado.

Las omisiones son parte esencial para confundir. En La Habana esta táctica es utilizada invariablemente. Debieron decir que la posición de Vargas Llosa contra el sistema de gobierno que rige en Cuba y más reciente el que despunta en Venezuela es la misma comprometida con la democracia y las libertades con las que tocó al Chile de Pinochet, a la administración fujimorista, y al propio gobierno de Alán García en sus dos estancias en el poder. Recientemente sus palabras críticas sirvieron para que el mandatario peruano derogara una polémica ley que dejaría impune a militares acusados de violar los derechos humanos en el país andino.  En septiembre de este mismo año Vargas Llosa renunció a la dirección del Museo de la Memoria sobre la guerra interna en Perú entre 1980 y el 2000. Su actitud se debió a un decreto que beneficiaba a violadores de los derechos humanos. Pero estas consideraciones no cuentan para PH de Granma, el anónimo de Juventud Rebelde y los acólitos del castrismo internacional. 

Mal les va a los totalitarios en esta cosecha del 2010 con el Nobel. A pocas horas de conocerse el resultado del premio literario, se supo que el de la Paz le fue otorgado a un disidente chino, actualmente encarcelado. La respuesta de Beijing dejó a las claras que reformas económicas y aperturas liberales enfocadas en el mercado, no obligan al mejoramiento del índice de las libertades y la democracia. La huella totalitaria no tardó aparecer en el rostro de la China cambiante, que determinó, amén de los ataques verbales contra el imperialismo mundial, encarcelar a otros disidentes en represalia por el premio.

No es extraño que los contrarios a alguno de estos valores humanos sientan arder sus entrañas. El arte de las letras y el ejercicio de la libre expresión y la democracia tienen que estar de fiesta por esta doble partida del Nobel 2010.




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