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¡Agárrense como puedan!
 

Gladys Linares

LA HABANA, Cuba, diciembre (www.cubanet.org) - Constantemente se anuncian las grandes inversiones realizadas por el gobierno en el sector del transporte. Por eso, cuando Isabel necesitó trasladarse al Vedado, creyó lo que decían los medios, y decidió irse en guagua. Eran las ocho y media.

En la parada de la ruta P-2, en la calle Dolores y 15, en Lawton, preguntó quien era el último. Pensó que el ómnibus llegaría en 4 ó 5 minutos, y hasta que había salido de casa demasiado temprano, por lo que tendría que hacer tiempo al llegar a su destino.

A lo lejos divisó la P-2, y de repente, un maratón de personas se precipitó hacia la guagua, que se detuvo una cuadra antes de llegar a la parada. Fueron pocos los que lograron subir. La mayoría regresó, a esperar otra vez. Llegaron otros vehículos, tres, cuatro, y la escena se repetía, se armaba el corre corre, pero sólo unos cuantos alcanzaban la meta, y la parada seguía llenándose, ya sin orden. 

La espera se hizo eterna. A las diez de la mañana la situación comenzó a mejorar y finalmente Isabel pudo subir a un ómnibus, no sin antes forcejear con los que tenía delante y atrás. 

La guagua estaba al tope, no cabía un alfiler, las personas que montaron, a pesar de los esfuerzos del chofer, no podían avanzar y la puerta estaba bloqueada. En medio del tranque, Isabel pensó: “El noticiero dirá lo que le dé la gana, pero hoy, el transporte está de truco, tan malo como en los años ochenta”. Se escuchó entonces la voz del chofer:

-Caballeros, ¡agárrense como puedan, que voy a despegar!




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