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Los cubanos y el Tea Party
 

Gustavo Pardo Valdés

LA HABANA, Cuba, diciembre (www.cubanet.org) - La ausencia, voluntaria u obligada, del país donde uno nació, no necesariamente implica la pérdida del sentimiento de pertenencia al sitio del que se es oriundo, ni del concepto de nación; prueba de ello es el caso de los judíos y, más recientemente, el de los cubanos.

El ascenso de la dinastía castrista al poder, marcó el inicio de un proceso de violencia ejercida en contra de todo aquello que podía resultar un obstáculo, real o imaginario, para la realización del proyecto totalitario. Más de dos millones de cubanos, 20 por ciento de nuestra población actual, partieron al exilio en épocas sucesivas.

Quienes emigraron en las primeras dos décadas del castrismo, lo hicieron con 25 dólares en los bolsillos, y 44 libras de equipaje. Quedaba en manos de la nueva clase dirigente el fruto del trabajo y el esfuerzo de generaciones anteriores.

Los primeros años del exilio fueron muy duros. Empresarios, profesionales, comerciantes y estudiantes de diversos niveles tuvieron que hacer los trabajos más duros y peor remunerados, hasta que la iniciativa y el espíritu empresarial comenzaron nuevamente a dar sus frutos.

En 1980 una nueva oleada de nacionales partió al exilio; esta vez sin equipajes, con los bolsillos vacios y soportando todo tipo de ultrajes, incluyendo severas golpizas.  Estos emigrados alcanzaron el nivel de vida que se les negaba en su patria; y lo que es más importante: se sintieron personas.

Estos cubanos sufren la nostalgia de la separación de sus familiares y amigos; de su cultura y tradiciones; por ello es injusto criticarles porque se identifiquen con la política de mano dura del Partido Republicano hacia el régimen de la Isla.

Además de los resultados adversos obtenidos por el gobierno demócrata en las pasadas elecciones del Congreso, hay destacar la aparición de un nuevo elemento en el escenario político norteamericano: el Tea Party. ¿Hacia dónde derivará el apoyo de una buena parte de los cubanos emigrados? La respuesta es obvia.

Por otra parte, los cubanos de la Isla estamos hastiados de un anacrónico discurso izquierdista, cuyo único resultado ha sido sumir al país en la miseria material y moral más absoluta; de acuerdo con las leyes del péndulo, es ilógico que los cubanos nos alineemos con la izquierda, tenderán a identificarse con una versión cubana del Tea Party.

Considerando que el caso cubano no apunta hacia una transición pacífica, puede pensarse que el Tea Party criollo juegue un papel importante en el futuro político de Cuba.




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