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Sagua la Grande 50 años después
 

Francisco Chaviano González

LA HABANA, Cuba, diciembre (www.cubanet.org) - A Sagua la Grande, la villa del río Undoso, navegable 20 km hasta el puerto de Isabela, se llega  por la carretera del circuito norte. Lo primero que se encuentra es el cementerio, luego el Hospital 9 de abril, frente al Reparto 26 de julio, muestra de la decadencia del régimen que nos gobierna.

Después aparece la antigua Fundición McFarland, donde se fabricaban las enormes mazas de los trapiches de las fábricas de azúcar, hoy rebautizada también 9 de abril, en recuerdo de una huelga realizada ese día en el año 1958, cuando sus obreros, libres y bien pagados entonces, lanzaron a la calle las enormes ruedas dentadas de la maquinaria que allí se producía.

Frente a la Fundición, están los talleres ferroviarios, importantes hace medio siglo y hoy desaparecidos. En la contigua Terminal de ferrocarriles se encuentra el único tren que rinde viaje hoy, un rústico coche motor. Hace unas décadas la actividad de la terminal era constante, cuando los trenes transportaban mercancías y personal hacia varios puntos de la provincia. Su patio era una telaraña de rieles con un sinfín de locomotoras y vagones en constante ajetreo. Los viajeros contaban con una salida diaria, cómodamente sentados en un coche motor de primera clase, con tres carros más, rumbo a La Habana. También había salidas hacia Santa Clara y otras ciudades.

En los andenes de esta terminal se respiraba el olor a pescado que se comercializaba en carretillas típicas. Sagua la Grande contaba, además, con una salina y un puerto, en Isabela,  de donde se embarcaba el azúcar que se producía en el municipio y otras mercaderías. Hoy no queda nada de aquella actividad.

Sagua la Grande contaba hace 50 años con 10 hoteles. El principal era el Sagua, instalación revestida de mármol, que debido a la desidia está hoy al borde del derrumbe. El único albergue para los viajeros que existe actualmente es el motel La Roca, a 10 km. del pueblo.

Todavía se levanta, nadie sabe cómo, el puente El Triunfo, impresionante estructura de acero construido en 1905, destinado sólo al uso de peatones desde 1990. Más allá el antiguo colegio de los jesuitas, convertido en una escuela secundaria básica, en cuya puerta aparece un cartel donde se lee que allí radicó la comandancia que dirigió la huelga general del 9 de abril de1958. Aunque, según Juan Tomás Fernández, dirigente del 26 de julio, allí sólo se reunieron los combatientes al concluir la huelga, momento en que decidieron abandonar el pueblo debido a la llegada del tercio táctico de Santa Clara. Fernández  solía decir: “Es tanto lo que se ha agregado a lo ocurrido en aquella huelga por los que viven de ese cuento, que narrar los hechos reales resulta un pecado”.





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