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No conozco a ningún chino
 

Frank Correa

LA HABANA, Cuba, diciembre (www.cubanet.org) - Dos  sucesos recientes ocurridos en Jaimanitas confirman la premura con que se vive en Cuba.

El primero sucedió a una  anciana, que casi se mata con una cafetera de confección casera, la única asequible con el dinero que recibe por su jubilación, cuando intentaba colar el café comprado en bolsa negra, adulterado con chícharos.

La señora se encontraba en la cocina, esperando que el artefacto colara, cuando le explotó en la cara y el pelo y su vestido se le incendiaron. En su desespero se arrojó  sobre la cama y quemó la sábana, pero  logró apagar el fuego.

Al salir al pasillo, chamuscada, comprobó que nadie había reparado en el estallido. Encontró  la tapa de la cafetera entre las matas, pero no aparecieron ni la base ni el filtro, y una teja  del techo tenía un agujero del tamaño de una pelota de béisbol. El accidente no la amilanó, improvisó  un colador con  un pedazo de  la sábana quemada, cosida a un aro de bordar, y así pudo  disfrutar del azucarado mejunje que casi le cuesta la vida.

El otro ejemplo fue Chiquitico, un viejo que vende ron clandestinamente, para obtener una ganancia que apenas le alcanza para comer malamente, porque debido a su edad se equivoca en las cuentas y los borrachos lo estafan sin consideración. Antes, Chiquitico anotaba  en una libreta las botellas que fiaba a los que no podían pagar, pero  los curdas comenzaron a disfrazarse para  seguir comprando, o le decían que el de la deuda era un hermano mellizo.

El pasado jueves llegaron dos desconocidos a su casa a pedir fiado en nombre del chino.  Chiquitico les dijo:

-Hoy no fío, mañana sí. Además no conozco a ningún chino.

Los  hombres se retiraron, pero al rato uno regresó a la casa, entró, fue directo al rincón donde el viejo tiene las botellas, tomó una y se dio a la fuga. Chiquitico, que padece de artritis, demoró en levantarse del sofá y no pudo perseguir al forajido. Cerró la puerta, y le dijo a su mujer:

-Todos los días sale un comemierda a la calle, y hoy me tocó a mí.

No pudo caerle atrás al ladrón y mucho menos denunciarlo, porque su negocio es ilícito.





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