Abril 4, 1997

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Santero que entabló batalla legal abre iglesia en Hialeah

4 de abril de 1997 en El Nuevo Herald
Por JACK REJTMAN
Redactor de El Nuevo Herald
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Cuatro años después que la Corte Suprema de Estados Unidos autorizó los sacrificios de animales para propósitos religiosos, el sacerdote de santería que entabló un caso legal que marcó un hito contra la ciudad de Hialeah, abre hoy una iglesia a pocas cuadras de la alcaldía.

La iglesia Lukumí Babalú Ayé se inaugura oficialmente hoy en el 375 Palm Ave., una década después que Ernesto Pichardo abriera por primera vez la controversial iglesia, dando origen a una batalla legal que concluyó ante la corte más alta de la nación.

Pero los sacrificios de animales no van a ser el principal foco de la iglesia, dijo Pichardo. En cambio, se va a concentrar en entrenar a nuevos sacerdotes, a establecer normas de observación religiosa y educar al público a través de videocintas, grabaciones y el Internet.

``No vamos a realizar sacrificios de animales aquí'', señaló Pichardo. ``Pero sí tenemos el derecho constitucional de hacerlo si lo estimamos necesario''.

En 1993, la decisión de la Corte Suprema eliminó tres ordenanzas de la ciudad que prohibían el ritual del sacrificio, diciendo que esas normas era inconstitucionales porque se aplicaban solamente a la práctica de la santería de sacrificar animales.

Fue la idea de sacrificar animales, parte clave de los ritos, lo que despertó la indignación de los vecinos, de otros grupos religiosos y de activistas por los derechos de los animales.

Impulsado por el descontento público, el Concejo de la Ciudad de Hialeah aprobó tres ordenanzas que prohibían el sacrificio de animales, y que de hecho terminaron por cerrar la iglesia.

Esta vez, con el respaldo de la corte a la Constitución de Estados Unidos, el encanecido Pichardo dice que se prepara para una existencia más tranquila en la segunda ciudad más grande de Dade.

``No hay interferencia de la ciudad o de la comunidad'', señaló Pichardo.

``Después de 10 años de guerra, le doy la bienvenida a esta paz''.

De hecho, los funcionarios de la ciudad dicen que no tienen planes para obstaculizar la apertura de la iglesia. La lección les resultó cara. La ``Ciudad del Progreso'' tuvo que pagar cuentas legales de más de $450,000 después de la decisión de la Corte Suprema.

``Es otra iglesia, otro negocio'', dijo el alcalde de Hialeah, Raúl Martínez. ``Si sacaron licencia, pueden hacer lo que tengan que hacer; son actividades religiosas y están protegidas''.

El nuevo y modesto local de los Pichardo tiene sillas de plástico para sentar a los fieles, y santuarios de seda, tambores y collares de cuentas para las deidades. En general, ha pasado inadvertido entre los comercios vecinos.

Pero a la santería le falta mucho para adquirir aceptación. El reverendo Alberto Pessanha, de la cercana Iglesia Universal del Reino de Dios, dice que los santeros son ``falsos profetas'' que engañan al público.

``El sacrificio de animales es un concepto diabólico'', dijo Pessanha. Nanci Alexander, presidenta de la Fundación Pro Derechos de Animales de la Florida, advirtió que el Tribunal Supremo no les dio carta blanca a los santeros para sacrificar animales.

``La Corte Suprema no dijo que las leyes estatales contra la crueldad hacia los animales no tienen vigor; simplemente dijo que las leyes no podían discriminar'', dijo ella. ``Si ellos violan esas leyes, sería inexcusable que los funcionarios de la ciudad lo pasaran por alto''.

Copyright © 1997 El Nuevo Herald

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