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La corrupción es inherente al régimen 

Rafael  Álvarez 

MADRID, España, julio, www.cubanet.org -En recientes artículos, el académico cubano  Esteban Miguel Morales Domínguez  ha señalado a la corrupción dentro del régimen castrista como el principal peligro para una implosión del régimen (por cierto lo echaron del Partido por decir lo que no debía).

El fenómeno de la corrupción en la Cuba de los Castro tiene la misma edad  que la propia revolución, sólo que se ha manifestado de formas diferentes en cada etapa.
La repartición de los despojos -nada despreciables- de los enemigos de clase que abandonaron, o fueron forzados a abandonar, el país, fue una especie de piñata. EN esa piñata inicial, casas, coches, yates, obras de arte, fueron “asignados” y “otorgados” a la nueva casta de dirigentes revolucionarios que llegó al poder.

Estos bienes pasaron a manos  de sus nuevos  usufructuarios o propietarios a ningún costo o un costo irrisorio. Este fue el comienzo de un sistema de privilegios y prebendas instituido como recompensa a la fidelidad, o para comprarla. 

Para que no haya corrupción política debe haber transparencia. En una sociedad en que prima el secretismo, el secreto de Estado, “el asedio del enemigo” como justificación a la falta de información, donde las decisiones no se cuestionan porque son “orientaciones de arriba” y donde todos los medios de comunicación están en manos del gobierno, no es posible que haya transparencia y, por ende,  existen todas las condiciones para que la corrupción florezca. 
 
Los regímenes como el cubano premian la fidelidad y la sumisión, más que  la capacidad y la competencia.  El sistema de prebendas y privilegios no está legislado ni oficializado, pero impera y todos se sirven de él.  Sirve al régimen para asegurarse la fidelidad. Si un funcionario “cae en desgracia”, siempre habrá pruebas de de que era un corrupto, que vivía por encima del nivel del pueblo trabajador y tenía debilidades pequeño-burguesas.

En la Cuba actual, ante el colosal fracaso del régimen, evidente aun para quienes lo mantienen, no es de extrañar que funcionarios de todos los niveles se estén apalancando financieramente para cuando la Revolución se caiga. Los habrá incluso que ya estén preparando el traspaso de los bienes estatales a manos privadas, como ocurrió en la antigua URSS y en la Nicaragua sandinista.

No es nada nuevo lo que ocurre en Cuba, es simplemente la corrupción de siempre, inherente a los regímenes comunistas de corte totalitario, que quizás ahora se incrementa, con vistas al incierto futuro. 




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