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Nadine Gordimer o las dos caras de los derechos humanos

Nelson Núñez Dorta

QUERÉTARO, México, febrero, www.cubanet.org -Mientras que en las prisiones  de Cuba, Orlando Zapata Tamayo, un hombre con el mismo color de piel y el mismo valor de Nelson Mandela, está al borde de la muerte por una huelga de hambre, en reclamo de los derechos y libertades  que le son negados a todo su pueblo; la escritora sudafricana Nadine Gordimer, premio Nobel de literatura en el año 1991, visita la isla invitada por sus autoridades.

Desde La Habana anuncia que enviará una carta al presidente Barack Obama, para pedir la libertad de cinco agentes cubanos condenados por espionaje. La Sra. Gordiner es considerada, y creo que así se cataloga a si misma, una infatigable luchadora por la justicia social y por el respeto a los derechos humanos.
 
Según los cables,  durante su visita como invitada a la Feria Internacional del Libro de La Habana, Gordimer ha criticado duramente  la política de Estados Unidos hacia Cuba y ha pedido la liberación incondicional de cinco agentes cubanos, convictos de espionaje y presos en ese país desde 1998 por tal motivo. Refiriéndose al encarcelamiento de los espías, la escritora declaró que; "semejante crueldad es inaceptable"; también  reveló haber confirmado de primera mano, el drama que viven las familias de estos espías, con las cuales pudo departir ampliamente.
 
Sin embargo, negó haber recibido la carta de las Damas de Blanco solicitándole interceder por la libertad de sus familiares injustamente presos en la isla y prefirió, como tantos otros admiradores  de la cincuentenaria dictadura cubana, hacer silencio sobre el tema de los presos de conciencia cubanos.
 
Aunque respeto a Gordimer como mujer, anciana y laureada escritora, no puedo callar  ante su ignominiosa actitud.
 
Aceptar que una dictadura unipartidista de más de 50 años, violadora de los derechos humanos y las libertades del pueblo, que mantiene injustamente presos de conciencia en el más inhumano régimen carcelario, es un gobierno legítimo constituye, sin duda alguna, convertirse en cómplice de sus atropellos.
 
Deberían tener  un mínimo de  pudor las personalidades de la cultura o la política que, como Gordimer, se proclaman luchadores por la justicia social, al mismo tiempo que ignoran los atropellos de la dictadura cubana contra su pueblo.
 
¿Cómo puede la reconocida escritora y luchadora social considerar que la prisión de los cinco espías cubanos en Estados Unidos es una “crueldad inaceptable”, al mismo tiempo que permanece indiferente ante la situación de los presos de consciencia en Cuba?
 

Cuando se trata de defender los derechos humanos, la parcialidad es igual a la complicidad. Nadine Gordimer, podrá ser la mejor escritora, pero me ha defraudado como luchadora social y ser humano.  






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