Nelson Núñez Dorta

QUERÉTARO, México, enero, www.cubanet.org -Lo que ha sucedido en Haiti es un desastre natural que  merece solo solidaridad, toda la que podamos brindar. Ahora hay muchas vidas que salvar, después habrá tiempo de profundos análisis políticos e históricos, para intentar sacar adelante  a esa empobrecida y destruida nación.
 
Por eso, me parece una gran  desfachatez, tomar la tragedia de la hermana Republica como plataforma política para lanzar ataques a naciones y sistemas económicos
 
Pero los oportunistas, como siempre tratan de  tomar ventaja y ahí está Fidel Castro, el anciano dictador cubano, acusando al colonialismo y al imperialismo y llamando  a buscar soluciones reales y verdaderas para la tragedia de Haití. Como siempre, con su mirada fija constantemente en el exterior, donde todo lo que pasas parece preocuparle.
 
Quizás él pretenda, con su cincuentenaria  experiencia al frente del  gobierno cubano, dar consejos sobre cómo se construye una nueva sociedad.

Pero mientras el comandante reflexiona para “el bien de la humanidad” y declara culpable  a su habitual enemigo de todas las desgracias y tragedias pasadas, presentes y futuras,  nos llegan desde Cuba  dos noticias que no pueden  pasar inadvertidas.
 
La primera, muy lamentable, se trata de la muerte  de 26 pacientes hospitalizados, en la otrora insigne institución de salud mental; Hospital Psiquiátrico de la Habana. Una tragedia sin precedentes en la historia de la salud publica cubana y que no tiene explicación alguna, que no sean el abandono, la insensibilidad y la desidia que corroe a  esa sociedad que los Castro se atreven a proponer como futuro.
 
La segunda, es la reiteración por parte del presidente de la Asociación Nacional de Campesinos, de que el 50% de las tierras fértiles de Cuba permanecen improductivas y en total abandono, aun con la reciente  política de entrega de parcelas en usufructo a la población.