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Católicos y babalawos dan la clave
del 2010 para Cuba

Miguel Saludes

MIAMI, Florida, enero, www.cubanet.org  -El 2010 comenzó en Cuba con augurios poco tranquilizadores, para el pueblo que sufre, pero más aún para los que pretenden seguir imponiendo su poder a costa del sacrificio de la mayoría.

El cierre del ciclo anual es celebrado con fiestas y rituales de todo tipo. La alegría que supone completar una nueva vuelta sobre el planeta, da paso a la expectación por las sorpresas que nos depara el periplo de doce meses que comienza. Es el marco propicio para enunciar proyectos y proponer metas. También es el momento ideal para hacer pronósticos.

Como se ha hecho habitual en estas últimas décadas, uno de los ritos más esperados por muchos cubanos es el anuncio de la Letra del Año. En épocas anteriores el lanzamiento del oráculo de los sacerdotes Ifá, apenas trascendía en el círculo de creyentes y entre los curiosos que lo pasaban mano a mano. En los últimos tiempos la profecía dejó de ser un asunto que se propaga a media voz para convertirse en noticia de interés en los medios oficiales de la Isla. La Sociedad Yoruba de Cuba, establecida en un céntrico edificio habanero cercano al Capitolio, expone en un mural el contenido de la Letra. Los interesados pueden llevar copias del documento.

Salvo en raras excepciones, los pronósticos se caracterizaban por ciertos detalles. Algunas de las profecías han coincidido con el tenor gubernamental, sirviendo en muchas ocasiones como elemento de apoyo más que de contradicción. Los vaticinios relacionados con el acontecer político quedaban referidos a la escala universal, sin apariencias que indicaran conexión con la realidad de la Isla. Las advertencias sobre el cambio climático, los efectos de la globalización, la muerte de dirigentes y personalidades, así como los avisos sobre guerras y conflictos, quedaban referidos al plano externo.

Pero la letra de este año marcó diferencias notables respecto a textos anteriores. Por vez primera se hace un llamado abierto al diálogo y se presagian situaciones que no pueden desligarse del contexto nacional. La regencia conjunta de Obatalá y Oyá abre un tiempo de cambios sociales que los babalawos subrayan de rotundos. También se anuncia el aumento de la lucha por el poder, desajustes y discrepancias, así como muertes de personalidades políticas, intelectuales y religiosas. Hay pronósticos de "golpes de Estado", "cambios bruscos de sistemas políticos", "traición y usurpación de derechos" en altas esferas oficiales, "ruptura de convenios", afectaciones en las producciones agropecuarias, escasez por desorganización en la distribución de bienes, "guerras e intervenciones militares". Y auque estos episodios no resultan hechos extraños en los tiempos que corren, preocupan porque existe una evidencia implícita del ambiente donde fueron avizorados.

Las recomendaciones de los religiosos yorubas resultan igualmente inéditas. Exhortan al diálogo sincero para solucionar conflictos, así como a respetar las "decisiones de la mayoría y las opiniones de la minorías"; y buscar "nuevas reformas económicas, políticas y sociales" como vías para contrarrestar el efecto de esos problemas. Es notable que una de las sugerencias sea el respeto a la opinión de las minorías.  Todo se ajusta perfectamente a la situación coyuntural que afronta la nación cubana.

Si alguien todavía quiere aplicar estos pronósticos a otras realidades, queda la claridad expresa en uno de los refranes recogidos en la Letra. "Las palmas jóvenes crecen más altas y más frondosas que las viejas", como bien señala Víctor Betancourt, uno de los lideres religiosos yorubas, esto indica la renovación que se necesita y que no está pasando. Evidentemente estamos ante un retrato del panorama cubano.

Por su parte la Iglesia Católica, en su tradicional mensaje de Navidad, reflejó las asperezas que tendrá que superar el pueblo cubano cuando se adentre en el nuevo año. Un artículo publicado en Palabra Nueva, revista de la Archidiócesis de La Habana, aboga por el diálogo, la reconciliación y la concordia. El editorial firmado por Orlando Márquez, pidió que todos los cubanos sean vistos como "conciudadanos y corresponsables en la edificación de un presente y un destino comunes". El director de la publicación católica señaló los peligros que comprometen el futuro de Cuba. Estos son el estancamiento, la desorientación y el escape a un éxodo imparable al que muchos apuestan como única fórmula de salvación.

Los mensajes y predicciones religiosas coinciden en indicar que el 2010 viene cargado de incógnitas a resolver. Tanto los católicos como los yorubas convergen en indicar la clave para resolver el problema y a quienes toca su solución.



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