¿Es Cuba inofensiva ya?

Lázaro Tirador Blanco

MIAMI, Florida -Es inaceptable en estos tiempos la arrogancia con la que los voceros del gobierno de Cuba se manifiestan ante las demandas de los organismos internacionales  y de muchos países –algunos que se dicen sus amigos-, para que acepten los tratados y los convenios internacionales que garantizan el respeto a todos los derechos humanos  y que, ya por 50 años han sido violados y negados en Cuba, a quienes quieren ejercerlos. 

Primero fue bajo las alas del poderoso imperio soviético, al que Cuba prestó su territorio para la instalación de misiles nucleares, en declarada amenaza a los EE.UU. desde 90 millas de su territorio continental, lo que  provocó la llamada Crisis de los Cohetes.  
Paralelamente el régimen sirvió de puente para la organización, adiestramiento y abastecimiento de logística militar, hacia varias regiones de América Latina, como Nicaragua, El Salvador y Guatemala, por citar algunos. Más adelante el hegemonismo belicista se extendió bajo la consigna del internacionalismo al continente africano, cuyos más elocuentes ejemplos fueron Angola, Mozambique, Etiopía, Namibia y otros. 

Desde la caída del imperio comunista dirigido por Moscú y durante lo que se dio por llamar en Cuba el Período Especial en Tiempo de Paz, la participación cubana en otros países se vio reducida y fue incrementada la colaboración con personal médico, entrenadores deportivos y especialistas en otras ramas, que ahora debían pagar los países que la recibían. 

La llegada de Hugo Chávez al poder en Venezuela y la centralización por parte del gobierno pro castrista -que se escondía al principio en un supuesto nacionalismo patriótico bajo la imagen de Simón Bolívar-, de la mayor parte de los recursos económicos y productivos del país, incluyendo las grandes explotaciones y reservas petroleras, trajeron nuevos aires a una Cuba casi sin industrias, con sus riquezas agrícolas abandonadas, con una industria azucarera mal dirigida y en decadencia y, sobre todo, con un pueblo fantasmagórico, que sobrevivía casi sin alimentos, sin electricidad, sin medicinas y sin esperanzas. La asociación de Castro con Chávez –su aventajado discípulo-, trajo una especie de renacimiento a una Cuba que se había acostumbrado, dese la Era Soviética a depender de lo que han dado en llamar “la solidaridad” y que no es más que un sistema de manutención extranjera a baja intensidad, de la cual se han beneficiado más los líderes del castrismo que el propio pueblo cubano. 

El clima logrado en Cuba en esta nueva etapa en que supuestamente se construye el cubano venezolano socialismo del siglo XXI, el régimen se ha dado el lujo de burlarse  una vez más de nuestro maltratado pueblo cubano –aprovechando la salida del caduco Fidel Castro del poder-, cuando el heredero del sistema dio señales de que eran posibles reformas para mejorar las necesidades de libertades más esenciales para todo el pueblo. 

Muchos ingenuos –no en Cuba, donde hay que creerlo quieras o no-, sino en muchos países, creyeron en estas reformas que, aunque elementales daban una esperanza de otras más profundas. Pero todo ha sido sólo una falacia de mentiras para tranquilizar a los opositores menos intransigentes y calmar la opinión pública mundial. En resumen, la burla se circunscribe en permitir el acceso a hoteles para el turismo a ciudadanos cubanos, cuando éstos apenas ganan un salario mensual equivalente a USD 10.00.

Liberar la venta de teléfonos celulares cuya adquisición es de alrededor de USD 300.00 (unos 10 meses del salario de un médico especialista), sin contar la alta tarifa en CUC –equivalente al USD- que tiene este servicio telefónico en Cuba. Por último y una de las medidas más esperadas fue la venta de computadoras que, podrían venir a llenar casi cinco décadas de desinformación e incomunicación con el resto del mundo. Se vendieron computadores a muy altos precios, pero no se ha dado el acceso a la internet; de tal manera se podría decir que vendieron máquinas de escribir, dvd y la posibilidad de videojuegos en un aparato compacto que para lo único que no sirve es para informarse o transmitir información. Esta fue una de las medidas más esperadas en el mundo y por los cubanos y ha sido la burla más cruel e irrespetuosa, no para los cubanos ya acostumbrados a estos métodos, sino para la comunidad internacional, que aún después de todo esto sigue esperando los cambios castristas en Cuba y ante cuya posibilidad se han ablandado algunas sanciones y mejorado algunas relaciones. 

¿Seguirá la opinión pública mundial callada ante estos desmanes y estas burlas a la dignidad de los cubanos? ¿Seguirá creyendo el mundo que con el heredero y coprotagonista  de una dictadura de 50 años se podrá negociar a favor del pueblo cubano? ¿Seguirá la comunidad internacional celebrando juntas con los personeros de uno de los regímenes más nefastos y crueles de la historia moderna? ¿Seguirán los países que viven en democracia –como México- haciendo tratos con los opresores para que los que logran escapar del infierno que hoy es Cuba sean deportados y regresados al calvario? 

Acabamos de ver la arrogancia del régimen cubano una vez más, ante algunas tibias propuestas de la comunidad internacional en la Comisión de derechos Humanos de la ONU. 

También hemos visto como el actual  líder de Cuba acelera la firma de  acuerdo para revitalizar las relaciones con Rusia con el fin de aumentar el poderío económico y la presencia militar rusos en Cuba como nunca antes fue visto, ni en la época de la Guerra Fría, porque el pacto cubano-soviético se extiende ahora a Venezuela, Nicaragua, Bolivia, Ecuador y otros que puedan caer, como El Salvador. ¿Están ciegos los ojos de los analistas para no ver lo que se aproxima a nuestro continente, bajo la dirección de la Cuba renacida? 

Las debilidades del gobierno de Bush y sus errores, la actual crisis económica mundial y las buenas intenciones Presidente Barak Obama, ocupado en paliar la crisis que heredó, están permitiendo el resurgimiento de un bloque económico-militar en nuestro propio continente, cuyas pretensiones habrá que analizar, Dios quiera que cuando no sea demasiado tarde.