Batista, últimos días en el poder

Aleaga Pesant

LA HABANA, Cuba, marzo (www.cubanet.org) -  Eulogio Cantillo Porras, General del Ejercito Nacional en diciembre de 1958, dejó antes de morir una nieta con quien compartí en múltiples oportunidades. Marcada por el estigma, la joven Celia se cuida de descubrir su genealogía, en un país intolerante y soberbio.

Una tarde, Celia me contó el final de su abuelo. Un hombre que sirvió con honor en las Fuerzas Armadas de la República, aunque algunos digan que de manera equivocada. En 1959, Eulogio fue a prisión como la mayoría de los militares que participaron en el conflicto y no fueron fusilados.

La historia del General Cantillo viene a colación  con la aparición del libro Batista, últimos días en el poder, de José Padrón y Luis Betancourt. Un volumen de 631 páginas, algo difícil de leer gracias a las constantes adjetivaciones y subjetividades intencionadas de las que hace alarde. Pero, sobre todo, por el desconocimiento de la metodología de la investigación histórica, y la ausencia de base teórica para analizar la trasferencia del poder político en una sociedad en cambio, como la cubana en aquella fecha.

Ubicado en diciembre de 1958, el libro publicado por Ediciones Unión, hace gala de una precisión cronométrica y parcializada. Incluye, a gusto del régimen, testimonios gráficos y un anexo con fotocopias de documentos oficiales y no oficiales del gobierno del General Fulgencio Batista y de la oposición política. Los reformistas y negociadores de esa etapa de nuestra historia, son considerados por los autores, traidores. 

Los ensayistas, según registra el tomo, hicieron un amplio barrido bibliográfico y de otras fuentes, como radioemisoras,  diarios y revistas. Revisaron archivos norteamericanos y cubanos, de la República y del actual gobierno. Sostuvieron más de cincuenta entrevistas con personas relacionadas directa o indirectamente a los hechos.

Sin embargo, tan copiosa información sólo sirve para convertir el libro en una obra tendenciosa, revisable sin lugar a dudas por los historiadores, pero será poco citada por las deformaciones de concepto que contiene.

El libro se cuida de citar, por ejemplo, la obra del Comandante Huber Matos, Cómo llegó la noche,  o las obras de Carlos Franqui, importantes para comprender lo que ocurrió en diciembre de 1958 en el área cercana a Santiago de Cuba y en otras comandancias rebeldes.

Batista, últimos días en el poder, es otro ejemplo de propaganda a favor del régimen y sus líderes. Escrito por un oficial de la policía política y un miembro del aparato de propaganda del Ministerio del Interior, se trata de un nuevo intento de blanquear la historia de la actual dictadura, promovido por un grupo de intelectuales y periodistas, como Ciro Bianchi, a través de la edición dominical del periódico Juventud Rebelde, o Jorge Ibarra desde la misma academia de Historia. 

Esto no es ajeno a los miembros de la Unión Nacional de Historiadores de Cuba, quienes nombraron a Fidel Castro Premio Nacional de Historia del año 2009. 

aleagapesant@yahoo.es