Trampa y trancazo

Leonel Alberto Pérez Belette

LA HABANA, Cuba, marzo (www.cubanet.org) – La policía puso en marcha un operativo el pasado sábado 28 de febrero, en el que requisaron documentos de identificación y bultos a los transeúntes en la vía pública. Decenas de personas fueron detenidas y conducidas a los calabozos de las unidades policiales por no tener residencia fija en la capital, bajo la presunción de ejercer la prostitución, el comercio informal, o simplemente resultar sospechosos, según el criterio de los uniformados.

No faltaron empujones, golpes, bastonazos y amenazas, y aunque en algunos lugares los ciudadanos hicieron resistencia, como en los alrededores de la calle Galiano, municipio Centro Habana, al final fueron sometidos por las fuerzas represivas. El domingo las calles se encontraban literalmente vacías en horas de la tarde, pero los policías continuaban patrullando las calles en grupos de seis. 

La arbitraria actuación podría haberse producido –según el criterio de muchos- como respuesta al incremento de la violencia en la ciudad, la baja del turismo y las escasas remesas familiares que llegan del exterior.

Al margen de las razones expuestas, el gobierno recrudeció las prácticas represivas a través de sus órganos de prensa, a raíz de los cambios en el gobierno realizados hace unos días, que dieron al traste con las carreras políticas de Carlos Lage, Felipe Pérez Roque y otros funcionarios.

Algunos ciudadanos entrevistados en la calle por este reportero, opinaron que los cambios no representan nada nuevo ni positivo para el país, porque sólo hay que distinguir quiénes son los “tronados” para darse cuenta de que se trata de más de lo mismo: otra repartición del pastel de la nación entre los ancianos ilustres que gobiernan.

Al parecer, el operativo policial del sábado y los dirigentes mandados a casa, supuestamente con el certificado del “plan piyama”, guardan relación directa. La detención e intimidación de un grupo de jóvenes amantes del rock hace unas semanas en la Avenida de los Presidentes forma parte también del mismo paquete, cuyo propósito es “limpiar” las calles de elementos considerados desviados de la conducta aceptada por las autoridades. Lo mismo sucede a los niveles superiores de dirección.