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6 de marzo de 2009
OPINIÓN

La crisis mundial y Cuba

Adrián Leiva. 

MIAMI, Florida, marzo, (www.cubanet.org) -En contra de algunos pronósticos, la actual crisis mundial podría ser un factor favorable para abrir la economía cubana a la inversión extranjera. 

El inmovilismo fidelista, mantenido con el subsidio soviético sin necesidad de una economía eficiente, llevó a la Isla prácticamente a detenerse en el año 1958 e involucionar. A la misma vez, la masificación de la educación, la salud y otros programas sociales permitieron que los cubanos adquirieran un nivel cultural elevado, sobre todo en varias ramas de la ciencia y la tecnología. Hoy, Cuba es un país con una población técnicamente calificada y una economía en cero. Una nación virgen para la inversión extranjera. 
Los inversionistas están cautelosos debido a la crisis económica mundial.
Los mercados tradicionales son más vulnerables a estas contracciones globales de la economía. Cuba despunta como un mercado potencial para la inversión primaria de capital extranjero, que ofrece la extraña combinación de una mano de obra calificada, ausencia de derechos laborales y un bajísimo nivel de vida.

Los cambios recientes que se han producido en la Isla y los que al parecer se avecinan, apuntan hacia el fortalecimiento del control fiscal de los recursos por parte de la élite gobernante, en una economía que supuestamente se prepara para una apertura significativa, con el aparente objetivo de evitar el surgimiento de una “mafia cubana” que podría terminar socavando el poder unípartidista. 

La realidad interna de Cuba indica que sólo una eficiente y profunda transformación en el sistema económico podría elevar el nivel de vida de la población y de ello depende la continuidad de la llamada “revolución”, cuyo inmovilismo, más que factores externos, redundaría en su aniquilación. 

Las sucesivas visitas de varios jefes de estado, indican que los países del área observan las potencialidades de Cuba, que, de abrir sus puertas con garantías a la inversión extranjera, podría atraer el flujo de capitales y mercados de la región en varios reglones, incluyendo el turismo. 

Cuba, considerada país de alto riesgo para la inversión, al parecer está dispuesta a aceptar la práctica internacional a la supervisión fiscal de sus finanzas por entidades crediticias foráneas, como ocurrió en la reciente visita de entidades financieras rusas a la Isla. 

Si bien todos los sectores de producción de bienes y servicios son proclives a recibir capital foráneo, los que más urgentemente necesitan recibir fuertes inversiones de capital, son el energético, sobre el que desde hace tiempo se viene trabajando, y la industria de materiales para la construcción. 

Fortalecimiento y efectividad del control fiscal económico, disminución del abultado aparato político y burocrático gubernamental, así como autonomía empresarial, son condiciones indispensables si se desea un cambio eficiente. 
El reordenamiento de las finanzas internas y la utilización de una sola moneda nacional, serán otros de los retos que tendrá que asumir Raúl Castro si desea, a mediano plazo, evitar la inflación y el exceso de moneda circulante y lograr el respaldo de la banca mundial. 

Los cubanos quieren que se satisfagan sus necesidades materiales, pero también piden justicia, respeto y libertad. Ambas aperturas, la económica y la político-social, deben ir tomadas de las manos si se desea salir de la crisis interna que vive la mayor de las Antillas.

 

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