Responsables del mañana

Odelín Alfonso Torna

LA HABANA, Cuba, marzo (www.cubanet.org) - Ante las discrepancias existentes entre las clases económicas y el Ejército Rebelde en los primeros días de la revolución, Fidel Castro dijo: “Dentro del sistema de la libre empresa en que se ha desarrollado la economía del país, los responsables de la desesperación no son los obreros sino los gobiernos inmorales y la clase rica que prefirió las inversiones acomodaticias y parásitas”. 

El ejecutivo de la Central de Trabajadores de Cuba (CTC), integrado en aquel entonces por militantes del Movimiento 26 de Julio y miembros del Partido Socialista Popular (PSP), ya experimentaba la injerencia de la facción comunista que ganaba terreno en el gobierno revolucionario. Para el mes de mayo de 1960, aquellos sindicalistas reacios a la causa rebelde, entre ellos el secretario general de la CTC, David Salvador, fueron depuestos de su cargo.  

Lo que prevalece en el contexto de la Cuba de hoy, isla proyecto en materia de desarrollo social y económico por más de cincuenta años, es la búsqueda constante de responsables. Siempre que llegamos al clímax en las crisis administrativas o ejecutivas, aparecen nuevos cargos de malversación y abuso de poder en las altas esferas del gobierno. 

En las primeras horas de la tarde del lunes 2 de marzo, corría por el mundo la noticia sobre las nuevas designaciones del Consejo de Estado y de Ministros. El informativo del mediodía de la Televisión Cubana, daba a conocer los nuevos enroques de Raúl Castro sobre el tablero político y administrativo de su gobierno.  

Fueron liberados de su cargo dos vicepresidentes y un secretario del Consejo de Ministros. Además, se renovaron seis ministros, entre ellos José Luis Rodríguez,  (Ministro de Economía y Planificación) y Raúl de la Nuez (Ministro de Comercio Exterior).  

Lo interesante de esta estrategia raulista, es que cinco de los cargos gubernamentales manejaban la parte económica, laboral y financiera del país. Con estas liberaciones y fusiones de ministerios, dada más a la afinidad entre Raúl Castro y las nuevas piezas en el poder, el gobierno cree intentar desparasitarse. 

“Ahora el pueblo está en el poder. Ustedes y nosotros somos una sola cosa”, decía Fidel Castro en un discurso ante la multitud de empleados de la Shell Oil Company, intervenida por el gobierno revolucionario.  

Después de medio siglo de revolución, el responsable de la desesperación sigue siendo el gobierno, tan o más inmoral que sus antecesores gabinetes republicanos. La “libre empresa” de hoy es propiedad del Consejo de Estado y del Ministerio de las Fuerzas Armadas (MINFAR), y no del pueblo. 

Más de 300 firmas extranjeras están acreditadas por estos dos consorcios “estatales”, negocios que hoy dominan la mitad de la producción interna y la exportación de productos y servicios. Y como para entender lo bloqueados que estamos por Estados Unidos, el 53% del intercambio comercial de Cuba se realiza en el área de América y el Caribe, según declaró en el semanario Opciones, Raúl de la Nuez, ex Ministro de Comercio Exterior.         

Es indudable que Cuba sufre los efectos colaterales de la crisis económica internacional. Para controlar los recursos del Estado que escapan hacia el mercado informal, Raúl Castro ha creado un programa de operativos policiales en todas direcciones. 

Ahora, para lograr una estructura de gobierno “más compacta y funcional”, es preciso unir ministerios y colgarle el pijama al que no esté en sintonía con el nuevo proceso.  
¿Y mañana, después que se redacte el próximo discurso, quiénes serán los responsables?

odelinalfonso@yahoo.com