Hasta la muerte
Luis Alberto Ramírez
HOMESTEAD, Florida, junio, www.cubanet.org -Por fin a la Dra. Hilda Molina le han dado la carta de libertad. Por más de quince años esta señora ha implorado al gobierno cubano que respete la resolución # 13 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos de Naciones Unidas. El solo hecho de no darle el permiso de salida a esta mujer demuestra que el gobierno de Cuba viola dicha carta. No es solo a la Dra. Molina a quien se le impide abandonar arbitrariamente el territorio cubano. Existen cientos sino, miles de cubanos, la mayoría niños, que no pueden reunirse con sus familiares en el exterior porque el gobierno de Cuba no les permite salir. La práctica de retener a sus seres queridos es la manera que tienen los hermanos dictadores de Cuba de castigar a opositores, desafectos y disidentes, o simplemente a cualquier persona que decidió no regresar jamás al país.
El mundo sabe esto, y en lugar de reprobarlo, denunciarlo o al menos comentarlo, se hace de la vista gorda y, en muchos casos hasta agradece emocionado el “noble gesto” cuando a los hermanos Castro permiten la salida de alguien, aun después de décadas de castigo. Es este el caso de la presidenta de Argentina, la Sra. Fernández-Kirchner, quien se muestra henchida de satisfacción, no porque finalmente la Dra. Molina será libre, sino porque sus queridísimos hermanos Castro le he concedido a ella esa petición personal y para ella eso es un gesto humanitario. La señora Fernández súbitamente ha olvidado todos los años de sufrimiento de la Dra y declara feliz:
"Quería comunicarles esta muy buena noticia. Queremos agradecer el gesto importante del gobierno del presidente Raúl Castro. Vemos con mucha satisfacción este gesto que ha tenido el gobierno de la hermana República de Cuba, en la persona de su Presidente y (queremos) saludar a quien fuera presidente durante tanto tiempo, el comandante Fidel Castro''
La mención del comandante Fidel Castro, líder espiritual de todos los progres, no podía faltar.
La Dra. Molina no era más que un rehén del Comandante, que aparentemente ha decidido deshacerse de ella. La Dra. dice que sólo irá de visita a Argentina y que regresará a Cuba; eso está por verse. Si decidiera regresar, ese regreso, sin lugar a dudas, estará condicionado por lo que diga durante su estancia fuera de la isla. Si habla bien de la revolución o simplemente no habla, seguramente podrá regresar y entregar el veinte por ciento de lo que traiga a las arcas de la dictadura. Si dice algo que lacere en lo más mínimo la imagen del comandante o su revolución, es muy probable que tenga que olvidarse de Cuba, hasta la muerte (del Comandante).
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