Grandes detalles que hacen la diferencia en una comparación
Miguel Saludes
MIAMI, Florida, julio, www.cubanet.org -La sugerencia del canje, manifestada por Raúl Castro en semanas recientes, ha sido asimilada por la propaganda castrista en su campaña por la liberación de los Cinco. La propuesta busca poner la solución de dos problemas sobre el presidente Barack Obama. El caso de los espías condenados en Estados Unidos y la situación de los presos de conciencia encarcelados en Cuba. Al menos un elemento que sirva a La Habana para conectar al actual mandatario norteamericano con el conflicto que mantiene con el gobierno norteamericano desde hace medio siglo.
Ricardo Alarcón siguiendo la pauta trazada por el actual gobernante cubano, también se pronunció sobre la posibilidad de canjear a los agentes procesados en territorio estadounidense por los opositores encausados en la Isla durante el 2003. El Presidente de la Asamblea Nacional hizo referencia al tema sin manifestar reserva alguna, como si se tratara del acto más natural del mundo. El jefe del parlamento castrista recordó otro intercambio ocurrido en 1979, cuando Estados Unidos liberó a cuatro nacionalistas puertorriqueños a cambio de cinco ciudadanos norteamericanos convictos por espionaje en tribunales cubanos.
Para justificar la actual propuesta de trueque de prisioneros, el funcionario estableció un paralelismo entre los que recibirían el beneficio de la idea. Tras reconocer que los cinco trabajaban secretamente como agentes del gobierno cubano, agregó que los activistas cívicos encausados en Cuba también tenían esa condición, aunque con otra agenda.
Colocar en la misma balanza a los cubanos presos en el Norte y los que sufren encierro en su propia tierra, cabe perfectamente en la lógica de los personeros del régimen comunista. La comparación se deshace en sí misma. Los que están cautivos en la Isla ejercían el derecho a la libertad de expresión e información, conculcado por el sistema dictatorial implantado allí. Lo hacían abiertamente sin asumir falsas identidades. No actuaban en territorio ajeno o en provecho de un servicio de inteligencia foráneo. Sus actividades eran conocidas por el vecindario y los cuerpos represivos de la policía política. Ningún secreto podía pasar por las manos de estos “agentes” una vez que fueron echados de sus trabajos al expresar sus criterios públicamente.
Efectivamente sus agendas no encajan. Mientras unos buscaban los caminos hacia un tránsito democrático en su patria, los otros sumaban su esfuerzo para evitarlo ¿Cuáles son las pistas que usan las autoridades cubanas para demostrar la calidad de agentes al servicio extranjero de sus condenados? ¿El apoyo que ellos recibieron desde el exterior? ¿Las visitas a la sede consular norteamericana en La Habana? Algún dinero para subsistir, cámaras fotográficas o de video, bolígrafos, libros o una laptop de uso, son las pruebas con las que se pretende sostener que sus poseedores efectuaban labores de espionaje. La manera en que esos recursos eran usados y el propósito del uso, hacen insostenible la acusación.
Mientras el régimen cubano clama por el veto de ayuda para quienes luchan pacíficamente contra su poder totalitario, estimula y paga a grupos que buscan implantar sistemas de la misma índole en otras partes del mundo, incluso mediante el uso de la violencia. Un doble rasero que desafortunadamente ha terminado por encontrar oídos receptivos que terminan por aceptar y conceder crédito a la manipulación.
Es la misma maniobra puesta de manifiesto en las palabras de Alarcón, haciendo ver que es Obama el responsable de decretar sin más la libertad de los cinco espías, y de paso lograr la excarcelación de los presos que Cuba mantiene en situación de rehenes. Todo se resolvería con dar “una firmita”, afirmó chistosamente el funcionario cubano, invitado a impartir una conferencia magistral a líderes religiosos reunidos en el Seminario de Teología en el marco del aniversario 80 del Congreso Evangélico Hispano Americano de La Habana.
Los participantes en el evento, como es de suponer, abogaron por la libertad de los cinco, solidarizándose con las palabras del invitado. En falta grave a su condición cristiana, omitieron hacer igual gesto hacia los cubanos presos en su propia nación. La jornada teológica concluyó con una promesa dirigida a los dioses del poder terrenal, nada extraño si el evento aconteció en el mismo escenario donde en el año 2004 fueran suprimidas las suscripciones a la revista católica Vitral porque un obispo consideró que su contenido no era del agrado de la Oficina de Asuntos Religiosos del Comité Central.
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