I ESPAÑOL I ENGLISH I CONTACTO I ¿QUIÉNES SOMOS? I NOTICIAS POR E-MAIL
25 de febrero de 2009
IMPRIMIR

A ritmo de regatón

José Hugo Fernández

LA HABANA, Cuba, febrero (www.cubanet.org) - Nadie recuerda ya las tan cacareadas asambleas populares que se organizaron en Cuba para que el pueblo (decían los jefes) denunciara los errores y malos manejos que habían hundido al país a mil brazas bajo la crisis.

Parece insólito, pero es como si se tratara de algo que ocurrió hace mucho tiempo, aún cuando han pasado menos de dos años de aquel hit parade a ritmo de regatón  que, según los jefes, sería como una especie de bitácora para fijar nuestro rumbo hacia la perfección del socialismo. Los hits del regatón suenan hasta el aburrimiento a todas horas y por todos los medios, pero durante pocos días. Después pasan a descansar en paz por siempre amén.

Pero algo ha quedado, no todo fue agua en canasta. Por ejemplo, todavía recordamos, entre puchero y sonrisa, una anécdota sobre cierto diálogo que intercambiaron en una de aquellas asambleas dos campesinos de las afueras de La Habana.

Uno de los campesinos dijo que aunque se había pasado toda la vida criando vacas, sus hijos no conocían la carne de res. Pero el otro lo convocó a confesar la verdad verdadera, la cual, según repuso, no es que sus hijos no hayan comido nunca carne de res sino que la comen creyendo que es otra cosa, pues no pueden explicarles que para que aparezca en su mesa por lo menos una vez al año, los padres tienen que delinquir de la manera más estrafalaria: robándose ellos mismos su propio ganado para sacrificarlo, con lo que se exponen a ser condenados por las leyes a guardar varios años de cárcel.

Con puchero, aunque sin sonrisa, recordamos también que en aquellas asambleas los campesinos se explayaron contando detalles sobre el descalabro de nuestra ganadería, en creciente y no atendido agravamiento durante decenios, o sobre las cientos de caballerías de marabú que cubrían y cubren las tierras del Estado desde tiempos inmemoriales, o sobre la falta de herramientas y maquinarias para realizar su trabajo, o sobre las cosechas que se podrían y pudren en el campo esperando ser acopiadas por la ineficaz, desidiosa y desesperantemente centralizada empresa gubernamental.

Una vez cantadas todas estas lindezas, el regatón pasó de moda y se fue a bolina. Ahora mismo no lo recordaríamos si no fuese porque acabamos de tropezar con una nueva noticia sobre campesinos cubanos, otro regatón ante el que nos vemos en la disyuntiva de mezclar las sonrisas con el puchero.

Resulta que, según se ha dicho, instituciones campesinas al servicio del régimen están conformando un grupo de guajiros internacionalistas para enviarlos a trabajar en Venezuela. Cuentan que estos guajiros serán destinados a desarrollar las llanuras fértiles de la Cuenca del Orinoco, donde, dicen, van a cultivar frutas, tubérculos y granos, los que justamente brillan por su ausencia en las llanuras y montañas del fértil archipiélago cubano.

Aunque a juzgar por el rumbo que han tomado las cosas en Venezuela, tal vez allá necesiten con mayor urgencia el aporte de estos guajiros internacionalistas. Especialmente en lo que respecta a la receta para la proliferación del marabú y a las habilidades para dar a sus hijos carne de vaca diciéndoles que es jutía.

 

GALERÍA DE ARTE
CARTELES DE CUBA
GALERÍA DE FOTOS
Fotos de Nury A. Rodríguez
REVISTA CUBANET
 
CubaNet no reclama exclusividad de sus colaboradores y autoriza la reproducción de este material siempre que se le reconozca como fuente.