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19 de febrero de 2009
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La  otra zafra

Lucas Garve, Fundación por la Libertad de Expresión

LA HABANA, Cuba, febrero (www.cubanet.org) - Entre diciembre y marzo tiene lugar otra zafra cubana. Es la cosecha de los vegetales que se benefician de temperaturas menos cálidas. Esta es la época de comer tomates, coles, pimientos, zanahorias, remolachas y rábanos. Después de estos meses se pierden del mercado y hasta el próximo diciembre.

Antes de 1995, se vendían regularmente por la cartilla de racionamiento una lata de puré de tomate y otra de Vita Nova, la salsa para pastas, una por cada dos personas del núcleo familiar. Pero al igual que otros productos, como la leche condensada, el puré y la Vita Nova pasaron de la escasez a la desaparición. Y como “ausencia quiere decir olvido”, ya son pocos  quienes recuerdan esos productos.

La cosecha de tomate este año alcanzó niveles de producción casi olvidados. Según un informe de producción publicado en la prensa nacional, entre diciembre del pasado año y principios de febrero de 2009, una sola fábrica de conservas, instalada en Batabanó y con 46 años de funcionamiento, produjo 435 toneladas de salsa de tomate, kétchup y Vita Nova.

A pesar de la cosecha de tomate llegada a la fábrica de Batabanó (unas mil 400 toneladas, según el diario Granma), la distribución nacional por la libreta no será restablecida. La venta de Vita Nova, desde hace años, es en divisas, en el sector que las autoridades denominan “comercio de frontera”.

En las shoping, la lata de puré de tomate de producción nacional vale desde 1,45 a 3 cuc; las de importación comienzan en 1,50 hasta más de 3 cuc. Envasado en cajas de color rojo y otra negra, la población prefiere la negra porque se dice que sazona mejor. La lata de Vita Nova que reapareció en las shopping cuesta 0,90 cuc.

Hay una explicación al éxito de la cosecha de tomate. Primero, el Estado subió el precio de compra del tomate a los productores. Segundo, la lluvia, unida a las bajas temperaturas hizo el resto. Un ejemplo que dice mucho cuando estímulo y factores naturales se unen. ¿Pero responderá la industria conservera?

Existen dudas que se traslucen en el artículo del diario sobre el acontecer nacional. Hablan de la necesidad de rigor y de buena organización. Además de medios de transporte,  imprescindibles para traer la materia prima y distribuir la producción. Confiesan también que los dos turnos de producción no muelen todo el tomate que llega del campo. ¿Pueden los propios agricultores procesarlo y vender el puré de tomate ellos mismos a gran escala?  Seguro que sí, con cierta ayuda. Aunque bien pudieran hacerlo de forma artesanal. Incluso si se reunieran en cooperativas de procesamiento, podrían constituirse en una pequeña empresa. Pero las leyes lo prohíben.

En ese caso no habría que importar pulpa de tomate, ni vender el producto terminado a precios del mercado internacional. Se podría adquirir el puré de tomate en moneda nacional y los productores contribuirían pagando impuestos. Pero, ¿cuántas trabas y prohibiciones estatales habría que burlar?

 

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