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18 de febrero de 2009
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Ministro olvidado

Tania Díaz Castro 

LA HABANA, Cuba, febrero (www.cubanet.org) - Decir que los primeros años de la revolución cubana estuvieron invadidos de mentiras, no es exagerado. No voy a referirme a si era verde por fuera o roja por dentro. El color es lo de menos.

Lo que importa son aquellos planteamientos bien serios que hacían los más importantes dirigentes políticos en la televisión y en la prensa, una prensa imposible de consultar desde hace mucho tiempo en la Biblioteca Nacional José Martí. Sin embargo, hay algunos locos por ahí que todavía guardan periódicos viejos, aunque la polilla les destruya su vivienda.  

El 30 de mayo de 1961 el desaparecido periódico El Mundo publicó en su página B-6 un extenso texto correspondiente a la charla que el ministro de Comercio Interior, ingeniero Máximo Berman, dictó al pueblo cubano a través de la televisión, titulado  Tiene el pequeño comerciante toda la protección y garantía de la Revolución.  

Criticó las tiendas de los bateyes, administradas por los propios ingenios azucareros que vendían víveres a los trabajadores a través de vales o libretas de anotaciones, algo que, según él, no dejaba existir al comercio independiente en la zona, y salió en defensa de los pequeños propietarios atropellados por la Lonja del Comercio, los grandes almacenes y sobre todo por el capital norteamericano y sus cadenas de tiendas como Minimax, Sears, Ten Cent y muchas otras.  

Por esas razones, expresó el ministro, se creó el Ministerio de Comercio Interior, aún conocido por sus siglas MINCIN, fundado sobre todo para “favorecer al pueblo y asegurarle el abastecimiento de alimentos a precios justos”.  

Antes de finalizar, el ministro volvió al tema de los pequeños comerciantes, repitiendo que “tendrán toda la protección de la revolución para desarrollar sus negocios, y que fue precisamente una de las causas de la nacionalización de las grandes empresas comerciales, los atropellos que cometían con esos comerciantes menores, que el MINCIN defenderá en todo momento para asegurar el ejercicio de sus actividades, así como que actuará con toda energía si se produce el caso de que los grandes almacenes que aún no están nacionalizados, siguiesen la política de presión y atropello con el pequeño comercio”.  

Meses después el pequeño comercio cubano fue atropellado y desaparecido del mapa, no precisamente por los grandes almacenes, empresas capitalistas o cadenas de tiendas norteamericanas, sino por el propio MINCIN.  

A finales de los sesenta el viejo militante comunista Máximo Berman, apartado de su cargo, murió de un infarto mientras conducía su automóvil. 

 

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