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16 de febrero de 2009
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La coherencia de Bachelet

Aleaga Pesant

LA HABANA, Cuba, febrero, (www.cubanet.org) -La mayoría de los demócratas cubanos lloran sus cuitas de invisibilidad ante el desfile de mandatarios latinoamericanos por La Habana sin que ninguno de ellos se haya dignado a mirarlos, tan siquiera por encima del hombro. Ni el mediático caso de la Doctora Hilda Molina, logró variar la agenda de la Presidenta argentina Cristina Fernández. Escarmentados quizás por el “efecto tequila”, el costo político que Vicente Fox pagó por reunirse con los demócratas cubanos, los mandatarios latinoamericanos, prefieren hablar de negocios familiares y temas más agradables con la dictadura.

Los que esperaban una actitud diferente de la mandataria chilena Michelle Bachelet, vieron rotas sus esperanzas al concluir su visita, sobre todo por la emoción y alegría con que hablara del tiranuelo enfermo, luego de visitarlo.

Sin embargo, no tenía por que ser diferente.  Su responsabilidad de Presidenta socialista, elegida democráticamente como parte de una concertación y el supuesto enfrentamiento al gobierno militar de Pinochet, pueden llamarnos a equivoco; pero su historial de socialista de vieja data la incluye entre las amantes de las dictaduras de izquierda. El ser elegido democráticamente, no implica ser demócrata y ahí están muchos ejemplos que lo prueban.

A diferencia de lo que cuenta la leyenda “progre”, su padre el General Alberto Bachelet, detenido luego del golpe de estado de Pinochet, no murió victima de las torturas, sino por infarto cardiaco. No estuvo detenido por oponerse a la sublevación.  La razón de su detención fue su vinculación al “Plan Z”, un proyecto de subversión y soborno a los militares chilenos para apoyar al gobierno de Salvador Allende, desarrollado por el gobierno cubano a través del Departamento América y la Dirección General de Inteligencia.

Michelle, estuvo poco tiempo detenida y paso pronto al exterior,  primero a Australia y luego a la antigua República Democrática Alemana, donde vivió varios años y, se afirma, tuvo relaciones con la tristemente célebre policía política, Stasi. Su estancia como refugiada de la dictadura comunista alemana, la motivó a participar con los que favorecieron el refugio político en Chile para el dictador Erich Honeker, responsable, entre otras cosas, de la muerte de los alemanes que pretendía cruzar “el muro” hacia la libertad.

Más recientemente, como Presidenta, Michelle no está ajena a la compra de bienes y tierras, que la familia Castro, hizo por intermedio de Fidel Castro Díaz Balart en sus visitas a la nación sudamericana.

A diferencia de la imagen “glamorosa”, que deja Cristina Fernández; Michelle, más conservadora, proyecta un perfil más austero,  acorde con su católica sociedad. Su conversación, suave y pausada, como de maestra de escuela, no debe confundirnos. En esta visita a La Habana, la Bachelet fue coherente y consecuente con sus verdaderos principios.

 

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