Aristogatos de fiesta

Odelín Alfonso Torna

LA HABANA, Cuba, febrero (www.cubanet.org) - Un refrán popular dice que cuando “el gato está fuera de casa, los ratones están de fiesta”. Pero como Cuba hace rato perdió las fiestas, las pachangas y el pan con tímba, los dirigentes de primera línea ponen un pie en la escalerilla del avión y dentro del país reina más paz que en el Vaticano. 

Hace algo más de una semana que la bóveda del totalitarismo desembolsó parte de sus cheques “protocolares” para que el General en Jefe Raúl Castro, y un total de cinco ministros, se aventuraran en otra travesía política por Europa, África y América Latina.

Raúl viajó a Moscú y Angola acompañado de su equipo de trabajo y algunos miembros de su familia.  El primer Vicepresidente de los Consejos de Estado y de Ministros, José R. Machado, hizo sus maletas y zarpó a Venezuela para festejar el X Aniversario de la Revolución Bolivariana. A la comparsa se sumaron Felipe Pérez  (ministro de Relaciones Exteriores), Francisco Soberón (ministro-presidente del Banco Central de Cuba) y Osvaldo Martínez (presidente de la Comisión de Asuntos Económicos de la Asamblea Nacional del Poder Popular). 

En otro tour hacía Ginebra, sede del IV período de Sesiones del Grupo de Trabajo del Consejo de Derechos Humanos, la ministra de Justicia María Esther Reus, custodiaba el informe representativo de un sistema que dice mantenerse virgen en cuanto a las violaciones de los derechos civiles y políticos. 

¿Cómo quedó la isla y su ratonera en La Habana después que los “aristogatos” partieron a sus lobbies por el mundo? 

El desgobierno es tal que a veces el país anda sin timonel y no queremos enterarnos. La gente comenta sobre el buen servicio del transporte urbano, la preselección cubana al II Clásico Mundial de Béisbol o el sabroso hot dog de 23 y L, en el Vedado, y se olvida que el arroz o los 115 gramos de café racionado están por agotarse. 

Creo comprender por qué cada día nos alejamos de otro “Maleconazo”, aquella espontánea desobediencia civil de agosto de 1994. No sólo se divide la familia y la sociedad en conjunto. La disidencia interna también se fracciona; o la fraccionan, que suena mejor, mientras en su seno se disputan cuáles son las crestas que interfieren a Radio Martí.  

Quisiera enterarme, si no es mucho pedir, si es de aquí o de allá el aristogato que decidió clonar las bibliotecas Independientes o el Partido Solidaridad Democrática. Si la cosa es inventar partidos de oposición que agrupen a militantes de pies secos en la cola de la Oficina de Refugiados Políticos, las Fuerzas Armadas y el Ministerio del Interior pueden irse a vacacionar a la cuenca del Río Amazonas o a la Muralla China.  

Qué será lo que importa, si es que importa algo, cuando alguien me dice que “esto no da más”, mientras se alegra porque aparece en la pantalla de su teléfono móvil un mensaje que dice: “ETECSA informa que desde el día 9 de febrero hasta el 15, por cada tarjeta de 20 CUC que usted recargue recibirá 30 CUC de tráfico”. 

Detenerse a pensar o decir que Raúl Castro y su camarilla visitaron el Kremlin con cientos de miles de dólares en sus maletas, es tan ilegal como los 20 CUC que nos proponemos conseguir gracias a la oferta de ETECSA, empresa controlada por el ejército. 

Parte de la nomenclatura salió y el país no consigue, ni conseguirá, la fiesta esperada. Si pensamos que al doblar la calle L por la avenida 23 está el sabroso hot dog, y al final de esa misma calle, L, las 20 mil visas que otorga cada año el gobierno americano, los aristogatos seguirán de fiesta.

odelinalfonso@yahoo.com