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6 de febrero de 2009
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Tierras ociosas

Osmar Laffita Rojas

LA HABANA, Cuba, febrero (www.cubanet.org) - Hace 6 meses, la puesta en vigor del Decreto Ley No. 259 sobre la entrega de tierras ociosas en usufructo, generó expectativas entre amplios sectores de la población que de una u otra manera están relacionados con las actividades agrícolas.  

Algunos entendidos en temas económicos, tanto dentro como fuera de Cuba, se aventuraron a anunciar que el Decreto Ley podía llegar a constituir, en dependencia de cómo se instrumentara, una señal clara de cambio estructural en la economía cubana. Dicha legislación parecía la forma más inmediata de enfrentar los acuciantes problemas provocados por el incremento de los precios de los productos alimenticios que se compran en el exterior.  

Se esperaba que las autoridades dieran  pasos para sustituir importaciones. Al cierre de 2008, la economía cubana destinó más de 2000 mil millones de dólares a la adquisición de alimentos. De esa cifra, se compraron a los Estados Unidos cerca de 470 millones. Es decir, que más del 50 por ciento de lo que se invierte en la canasta básica se compra en USA. 

Hasta el presente, lo único publicado sobre la aplicación del decreto apareció el l8 de septiembre de 2008 en el periódico Granma, cuando informó que se presentaron más de 500 mil  solicitudes para obtener tierras ociosas en usufructo.

La Asociación Nacional de Agricultores Pequeños (ANAP) es la organización que debe materializar el decreto, fijando su asentamiento en las Cooperativas de Créditos y Servicios. De igual forma, fija las líneas de cultivo y comercialización de sus cosechas. Lo que se ha discutido en los últimos plenos celebrados por la organización campesina continúa en un absoluto hermetismo. Nada ha trascendido sobre cuáles han sido sus valoraciones de cómo se está aplicando la legislación. Su silencio pone en tela de juicio su proclamada independencia del régimen. La ANAP se ha limitado a cumplir las órdenes que sobre el particular ha dado el gobierno.

La entrega de tierra en usufructo recae en el Centro Nacional de Control de Tierra, dependencia del Ministerio de Agricultura, que ha habilitado oficinas en todos los municipios del país. Hasta la fecha, esta dependencia no ha brindado la más mínima información sobre las tierras que entregará en usufructo y ni la cantidad de usufructuarios a nivel nacional. 

De acuerdo a los datos de la Oficina  Nacional de Estadística, al cierre de diciembre de 2007, la superficie agrícola de la República de Cuba era de 6 mil 619 millones de hectáreas. De esa suma, están en manos del Estado 2,3 millones de hectáreas, teniendo cultivadas sólo 694,2 miles de hectáreas. 

El segundo lugar en tenencia de tierras corresponde a las Unidades Básicas de Producción Cooperativa (UBPC), con un total de 2,4 millones de hectáreas. De ellas, están cultivadas solamente el 50 por ciento.  

Las Cooperativas de Producción Agropecuaria de Crédito y Servicio y cultivadores privados son propietarias en su conjunto de 1,9 millones hectáreas, de la cuales más del 85 por ciento están en plena producción.  

Eso  indica que en estos momentos la responsabilidad de la entrega a la red minorista de los productos del campo recae en lo fundamental en los productores organizados en las cooperativas y privados. El restante l5 por ciento corresponde a duras penas, porque  no siempre cumplen, a las empresas agrícolas estatales y las UBPC. 

La gestión de las empresas agrícolas estatales es ineficiente, pese a que disponen de financiamiento, insumos y parque técnico, lo que les da ventaja sobre los agricultores privados que, prácticamente, no reciben ningún recurso.  

En el territorio nacional existe mil 232 millones de hectáreas de tierras ociosas y mal atendidas. De esa suma corresponden a empresas agrícolas estatales y UBPC mil 052.2 millones de hectáreas, prácticamente el 90 por ciento. De no terminar esas tierras ociosas en manos de los miles de solicitantes, es poco seguro que los propósitos de sustitución de importaciones se alcancen.  No se detendrá la sangría de cientos de millones de dólares que se destinan para comprar alimentos en el exterior 

Sólo se producirán cambios sustanciales en este sombrío escenario si las  autoridades cubanas se deciden a abrir los mercados agrícolas.

 

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