Cuestión matemática

José Hugo Fernández

LA HABANA, Cuba, febrero (www.cubanet.org) - Resulta estimulante que la Unión Europea haya donado 4 millones de euros para combatir los desastres que ocasionaron en Cuba los últimos huracanes.

No nos consta que lo haya hecho sólo por congraciarse con la dictadura, o con el inocente propósito de inducirla a entrar por el aro, poniendo de paso a buen resguardo los intereses que empresarios de esa región tienen en la Isla. Así que sería de muy mal gusto no manifestarles nuestro agradecimiento.

Entre los cuatro millones donados por los europeos, dos se destinarán a la reconstrucción  de cientos de miles de viviendas pobres arrasadas por los ciclones. Esas casas, construidas con madera podrida y techos de zinc, cartón y otros materiales vulnerables, ya se estaban cayendo antes de la llegada de los huracanes, pues nunca fueron mejoradas por el régimen, ni aún en las décadas de las vacas gordas, cuando las subvenciones de la Unión Soviética nos entraban a chorros.

De cualquier modo, es de esperar que aquí dividan, sumen y multipliquen muy bien esos dos millones, para ver hasta dónde llegan. Siempre lamentando que no alcancen para ayudar también a los miles de menesterosos que, habiendo perdido sus viviendas bajo otros ciclones, todavía yacen hacinados en cuarterías y albergues habaneros de mala muerte.

Si contamos, además, a otros cientos de miles de paisanos que, sólo en La Habana, han esperado largamente y continúan esperando por la asignación de materiales a precios de bolsillo, con el fin de reparar o construir el hogar que perdieron o que nunca han llegado a tener, entonces también sería aconsejable dedicarles alguna cifra, restándosela a las operaciones de suma, multiplicación y división que le corresponde ejecutar al régimen para dar buen uso a los euros donados por Europa. Es una cuestión matemática que se las trae.

Por fortuna, todo indica que no habrá que seguir dividiendo tales euros para emplearlos en ciertas construcciones de viviendas especiales, o sea, no ya para víctimas de los huracanes, sino para paisanos con mayor suerte (digamos los miembros y oficiales del Ministerio del Interior), a los que el régimen les sufraga totalmente la edificación de nuevas casas, se las amuebla y se les dota con el equipamiento imprescindible para vivir como Dios manda.

Hablo, por ejemplo, de esos modernos, funcionales y bellos edificios que ahora mismo se construyen a todo ritmo en la avenida 25 y calle 202, muy cerca del restaurante El Pedregal, en predios de la zona residencial La Coronela.