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27 de enero de 2009
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Espera que desespera

Leafar Pérez. 

LA HABANA, Cuba, enero, (www.cubanet.org) -Medio siglo de Revolución y aún los cubanos seguimos esperando.

Agobiados por las carencias cotidianas, hallamos un momento cada día para esperar algo que nos ayude a sobrellevar mejor el futuro. Al margen de credos religiosos, políticos o sociales, esperamos algo. El desarrollo económico, el permiso de salida del país, la autorización para construir una vivienda, que el salario nos alcance, el fin de la intolerancia política, el regreso de millones de exiliados o un mejor gobierno.

Los cambios ocurridos en los dos últimos años, aunque fueran mínimos; como la autorización para que los cubanos pudieran dormir en los hoteles o el uso de celulares, por mencionar dos medidas, crearon muchas expectativas, sobre todo entre los jóvenes. Pero los nuevos, necesarios y soñados cambios estructurales parece que nunca van a llegar. A la expectativa creada poco a poco le va sustituyendo la espera mientras el tiempo sigue pasando y la crisis cubana aumenta.

Los jóvenes se cansan de la espera y emigran. En las oficinas de emigración encuentras a blancos y negros, médicos y obreros, santeros y cristianos, todos con una historia común. Emigrar, como única forma de huir de la espera. Jóvenes que se marchan de Cuba no por antagonismos políticos, sino porque están cansados de esperar en una nación cuyo gobierno no ofrece un futuro creíble.

No importan los discursos empecinados o la idea vendida de que este es el país con mayor justicia y equidad social. Cada día aumentan las cifras de los que abandonan el país, legal o ilegalmente, no importa la vía. Reclamación familiar, un matrimonio sin amor con un extranjero, un bendito contrato de trabajo en el exterior o el desesperado recurso de lanzarse al mar rogando a Dios que nos deje llegar a tierra, cualquiera que no sea cubana.

Que no es sólo los Estados Unidos con su Ley de Ajuste el único destino. Un conocido cómico retrató con crudeza esta realidad en un chiste muy corto: Mirando a un avión volando,  dos amigos comentan entre sí, después de montarme en uno no me importa donde caiga.

Los jóvenes abandonan el país. Están cansados de esperar. Y cada día que pasa, este éxodo continúa comprometiendo el futuro de la nación. La población decrece y envejece, mientras la mano joven trabajadora busca mejores horizontes.

La actual dirigencia cubana dilata los cambios aumentando hasta el infinito la espera. Esta no es una opción con las que las nuevas generaciones desean convivir. No se puede vivir de promesas, ni de glorias pasadas. El futuro que deseamos los jóvenes no se construye con censura, ni represión, que no nos permiten hablar libremente.

Cinco décadas de soñar es más que suficiente. La espera de hoy desespera a los jóvenes. Y mientras… el pueblo espera por los cambios prometidos.

 

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