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26 de enero de 2009
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Cristina, Bachelet y otros desmemoriados

Luis Cino

LA HABANA, Cuba, enero (www.cubanet.org) - La visita a Cuba de Cristina Fernández tuvo un inusual comienzo. Llegó de madrugada, hacía frío en La Habana, y la Presidenta traía aspecto de no sentirse bien. Al pie de la escalerilla no la recibió el Jefe de Estado, sino el canciller Pérez Roque, y la hicieron esperar por el chofer. Dentro del auto, Doña Cristina, que tiene el trauma de creerse Evita Perón, pareció desconcertada. Y eso que no tuvo que soportar una ceremonia de gauchos con bombillas de mate, boleadoras y tango.

Hace meses, el camarada Hu Jin Tao tuvo que aguantar a pie firme un ridículo recibimiento con bailarines disfrazados de leones y piruetas de Tai Chi Chuan. 
    
La visita de la Presidenta argentina transcurrió como estaba prevista: reunión con Raúl Castro, visitas programadas, conferencia en el Aula Magna de la Universidad de La Habana, firma de convenios. Si trató con las autoridades del caso de la doctora Hilda Molina, brillante científica rehén del régimen, no se supo. Por supuesto que no se reunió con los disidentes. Tan solidaria con las madres y abuelas de la Plaza de Mayo, la Presidenta ni se dio por enterada de que existen las Damas de Blanco. 

Cristina parece haber olvidado que el gobierno cubano hizo jugosos negocios con la dictadura militar que ensangrentó su país. A cambio, contribuyó a evitar la condena en Ginebra y apoyó la aventura de las Malvinas. 

Luego de la entrada de Cuba al Grupo de Río, se suceden las visitas de mandatarios latinoamericanos a La Habana. Todos abogan por la integración continental y el levantamiento del embargo norteamericano. Alaban “los avances de Cuba” pero ignoran la falta de democracia y las violaciones de los derechos humanos. 

Los visitantes se deshacen en elogios a sus anfitriones y cargan la mano en los ingredientes  izquierdistas de sus discursos. No importa si después Lula sigue tan amigo de Estados Unidos como siempre. Sólo el temperamental Hugo Chávez no cambia.  


Como Rafael Correa, los presidentes latinoamericanos hablan otro idioma en sus países. El Presidente ecuatoriano, a pesar de su devoción por Ché Guevara y el socialismo del siglo XXI, sigue convencido de la conveniencia de la dolarización. Adicionalmente, impulsa una Ley de Minería que beneficiará las compañías extranjeras y no vacila en reprimir a los manifestantes de la Confederación de Nacionalidades Indígenas de Ecuador (CONAIE).  

Los presidentes de América Latina vienen entusiastas a La Habana a abrazar a Raúl Castro, a conferir legitimidad a la sucesión, y mostrar que el General-Presidente es un mandatario latinoamericano más, tanto como ellos que fueron elegidos y gobiernan democráticamente.

Algunos creen que forzar el parecido de Cuba con el resto de Latinoamérica incidirá en una futura evolución hacia la democracia. Es una tesis harto dudosa, que de resultar cierta, funcionará a largo plazo. 

En febrero viajará a Cuba Michelle Bachelet. Participará en la Feria del Libro de La Habana. Seguramente allí le obsequiarán una antología de poetas chilenos de la Editorial Arte y Literatura. Por lo demás, no habrá novedades. Bachelet probablemente no será recibida por Fidel Castro ni tampoco se reunirá con los disidentes. 

Es lamentable la indiferencia hacia la oposición cubana de las presidentas Cristina Fernández y Michelle Bachelet. Ambas sufrieron bajo sangrientos regímenes militares y lucharon por los derechos humanos. Debían saber, como otros latinoamericanos desmemoriados, el valor de la solidaridad internacional en la lucha por la democracia.


Parece que olvidaron pronto lo que es vivir bajo una dictadura. ¡Qué pena!

luicino2004@yahoo.com

 

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