I ESPAÑOL I ENGLISH I CONTACTO I ¿QUIÉNES SOMOS? I NOTICIAS POR E-MAIL
21 de enero de 2009
IMPRIMIR

En el bochorno de la tarde

Oscar Mario González 

LA HABANA, Cuba, enero (www.cubanet.org) – Caminaba por la acera, ensimismado en mis pensamientos cuando, repentinamente, el viejo auto marca Lada me cortó el paso abalanzándose sobre la acera por la entrada de un garaje particular.  En un abrir y cerrar de ojos uno de sus dos ocupantes me arrebató un bolso de mano que llevaba. El sujeto en cuestión se identificó mostrando el carné con las siglas verdes DSE (Departamento de Seguridad del Estado), al tiempo que me ordenaba entrar al auto.

El hecho ocurrió cerca de la intersección de la Avenida 17 y la calle 44 en el reparto Almendares, municipio, Playa a las seis menos cuarto de la tarde del jueves 15 de enero. 
A tres cuadras del lugar aguardaba otro coche, en este caso se trataba de uno moderno, color negro, en cuyo interior había tres oficiales de la policía política. Me hicieron cambiar de automóvil y me condujeron hasta la estación policial de Avenida 7ma. y Calle 62, en Miramar. Allí estuvimos por espacio de media hora. Luego me trasladaron a otra estación ubicada en Avenida 31 y Calle 110 en Marianao, utilizando el mismo medio de transporte.    

Un pequeño recinto de unos diez metros cuadrados servía de local al interrogatorio. Se me pedía que relatara los pormenores del acto celebrado en la residencia del jefe de la Oficina de Prensa y Cultura de la Oficina de Intereses de los Estados Unidos, lo cual hice con toda desenvoltura sin omitir nada, porque nada de lo allí acaecido era secreto.
Fue una ceremonia  sencilla, organizada con el único propósito de entregar los certificados de participación en el curso de periodismo que desde hace años ofrece, a los periodistas independientes la Universidad Internacional de Florida.

Había dos actas sobre la mesa; una de ellas con mi declaración, y otra donde se relacionaba el decomiso de que fui víctima: una grabadora digital que generosamente me obsequió la Oficina de Prensa y Cultura, y el certificado aprobatorio del curso de periodismo. Esto último fue lo que más dolor me causó. Firmé ambos documentos  bajo las rígidas miradas de mis captores.

El mayor reproche recibido tuvo que ver con mi desobediencia; el haber asistido al curso en cuestión pese a la prohibición que al respecto me hizo la policía política en reiteradas ocasiones. Este argumento se me insinuó como causante principal del arresto.

Pienso que la verdadera razón de tan aparatoso despliegue policial no fue mi rebeldía o trasgresión, y sí tiene que ver con el auge y la pujanza de que goza el periodismo independiente en los actuales momentos. Sobre todo en el interior del país donde la actividad emerge a pesar de las dificultades y al constante acoso de las autoridades locales.

La nueva hornada de jóvenes periodistas en el interior y en la capital tiene preocupado al aparato de seguridad y no es para menos. Quisieron pues, dar un escarmiento mediante un acto de fuerza contra un periodista viejo en el oficio y en edad.

Finalmente, fui conducido en el mismo coche hasta mi hogar luego de cuatro horas de detención. Durante ese tiempo me embargó un sentimiento en el que se mezclaban el temor, la indignación, la rabia y la impotencia. El temor, sobre todo, acrecentado por mi diabetes, que luego de tantas horas de ayuno podía originar una hipoglucemia fatal para mi vida.

Una vez más, en mis avatares periodísticos, comprobaba la dulzura del hogar aunque hoy triste y desolado por la reciente pérdida de mi esposa. Dejaba atrás el lúgubre recuerdo de aquella tarde bochornosa. No pude evitar que acudieran a mi mente los días en que estuve preso en los calabozos de estas mismas estaciones policiales. Mis perseguidores de un lado y yo del otro. Ambos, como derrotados. Ellos vencidos por el cansancio y el hastío luego de tanto esfuerzo inútil contra un hombre enfermo y pacífico, y yo también vencido por la tristeza de contemplar tanta gente joven y talentosa derrochando esfuerzos baldíos. ¡Pobre Cuba!

 

GALERÍA DE ARTE
CARTELES DE CUBA
GALERÍA DE FOTOS
Fotos de Nury A. Rodríguez
REVISTA CUBANET
 
CubaNet no reclama exclusividad de sus colaboradores y autoriza la reproducción de este material siempre que se le reconozca como fuente.