: Cuba: El hombre lobo y Don Quijote de la barba
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Miguel Bosé y los artistas de la ceja
Propagar la paz en tierras lejanas y huir de la guerra en casa

María Benjumea

SEVILLA, España, agosto, www.cubanet.org -Durante la campaña electoral de marzo del 2008, muchos famosos artistas españoles, escritores, pintores, cineastas, actores y músicos, apoyaron la candidatura de Zapatero a la Presidencia doblando el índice encima de un ojo imitando las cejas circunflejas de ZP (su símbolo electoral, no es que lo llame yo así). Entre ellos, el pintor Miquel Barceló, Boris Izaguirre, Almodóvar, Serrat, Sabina, Miguel Ríos, Víctor Manuel,  Ana Belén y Miguel Bosé. Declararon apoyarlo ante el imparable ascenso de la derecha (el PP),  el peligro del berlusconismo  en España y la vuelta del fascismo. Dª Espe Aguirre, presidenta de la Comunidad de Madrid,  era la bestia negra por su incombustible éxito popular, y por su desparpajo y falta de remilgos con  la corrección política. Sin embargo, gracias a su apoyo a varias asociaciones cubanas en Madrid,  la Puerta del Sol  se llenó de manifestantes a favor de la libertad en Cuba el pasado 1 de febrero. A los de la Ceja no se los vio.

Bosé tuvo una adolescencia difícil  porque su padre, el macho torero Luis Miguel Dominguín, siempre lo despreció por su carácter dulce y su sexualidad ambigua. Tuvo dos padrinos ilustres: el gran Luchino Visconti, (que lanzó la carrera de  Lucia Bosé), aristócrata y rico comunista  homosexual, y Picasso, fanático de los toros, macho comunista,  egocéntrico y más rico todavía. Que con estas violentas influencias Bosé resultara un chico extrovertido y listo parecía  mérito de su madre, que nunca mostró gran rencor hacia su salvaje marido y sus peores aficiones, y cultivó la ironía para sobrevivir a semejante matrimonio.

Bosé viajaba mucho, cantaba en  cuatro idiomas (con buen acento, no piensen Uds. en Julio Iglesias), era un gran bailarín, se apasionó por el pop inglés y la música caribeña, hizo cine (muy buena su actuación en “Tacones Lejanos”, de Almodóvar), promocionó la moda andrógina y presentó un magnífico programa de música anglosajona en TVE. Lo que yo opine de su música poco importa aquí, pero es un artista polifacético que ha visto mucho mundo. Cuando conoció a Juanes añadió otra faceta, el artista humanitario, y montaron juntos su Plataforma por la Paz sin Fronteras, destinada a defender el derecho de los pueblos a la paz. Actuarán pronto en La Habana.

En un artículo publicado en EL PAIS el 19 de agosto titulado “La paz no es rentable”, Bosé reproduce todos los tópicos que tantas veces he oído en España entre los “progresistas” cuando defienden que con los terroristas se puede y debe negociar, y aseguran que los que se oponen al “diálogo” quieren sacar tajada de la guerra. A estos desalmados ventajistas Bosé los ubica en Florida, donde “los jóvenes no pueden más de tanto mensaje de rencor”. Sus opiniones sobre los grupos de poder de Miami dan la impresión de que el concierto de La Habana será contra la guerra en Florida.  Desde Colombia, Víctor Manuel hace unas declaraciones que  abundan en la idea, pero su subconsciente le ha traicionado: su idea latente de que en Miami hay una mafia anticastrista peligrosa se ha expresado con la palabra obscena “gusanera”. Ana Belén, más comedida y más lista, se limita a lamentarse de que haya tantos “intransigentes” en Miami. Ninguno de los tres se lamenta de las autoridades cubanas, que aparecen casi como si fueran las víctimas de esta “guerra”.

El articulito me ha hecho pensar en todos los artistas de la ceja que temen la llegada del fascismo. ¿Cómo no se les ha ocurrido a ninguno llevar  una  plataforma por la Paz sin Fronteras al País Vasco, lugar sometido a sangre y fuego durante más de 30 años de democracia, con 200.000 exiliados dentro y fuera de España (de una población de algo más de dos millones), y más de 1.000 asesinatos políticos y otras tantas familias destrozadas? Las preguntas me vienen todas de golpe: cuándo un artista ha clamado contra la guerra vasca en el Festival de Cine de San Sebastián, nunca perturbado por ningún atentado, pues ETA hace una tregua para no deslucirlo. Cuándo alguno de ellos se ha sumado al duelo por las víctimas en la calle o en un funeral. Cuándo han apoyado las decisiones de los jueces de ilegalizar los partidos que servían para financiar a la banda y señalarle víctimas utilizando  los datos de la Hacienda Pública. Cuándo han dicho que en el País Vasco se ha premiado la delación y la traición entre vecinos y parientes, agredir en actos de repudio, y que allí la gente está muda de miedo. Nunca. Ninguno de ellos, sólo Almodóvar se retrató una vez en un duelo junto al vasco de pro Fernando Savater y otros  veteranos resistentes, a quienes no les gusta la ceja de Zapatero.

Denunciar a ETA ha significado para estos artistas  “hacerles el juego a los fascistas”,mezclarse con el PP,  pero sobre todo ponerse delante de su implacable mirilla. Pocos lo han hecho, y lo han pagado caro: muertos, mutilados, trastornados, exiliados, extorsionados, condenados a llevar escolta.

El mismo temor  ha hundido a estos “antifascistas” en el lodazal de su ambigüedad respecto a la Revolución cubana. Tuvieron sólo un gesto que les honra: en mayo de 2003, algunos firmaron una carta colectiva que redactó la revista Encuentro de Cultura Cubana repudiando la represión castrista y exigiendo la libertad de los presos de conciencia condenados prácticamente a cadena perpetua. Firmaron hasta comunistas confesos como José  Saramago o Joaquín Sabina. Estaban todos los amigos de Bosé: Ana Belén, Miguel Ríos, Serrat,  Almodóvar, Victor Manuel,  pero no él. ¿No se enteró? Imposible, para eso están los amigos. ¿Estaba en el extranjero? Firmó gente de todas partes.  Simplemente, en esa época Bosé todavía no se había parado a pensar que en Cuba había represión, aunque tenía ya 45 años, o quizá le pareció una traición a sus ilustres padrinos molestar a Castro.

Gracias a la influencia de Juanes, Bosé intercedió hace poco por la liberación del cantante Gorki Águila,  primer gesto de apoyo a los resistentes cubanos que le conozco. Bosé tiene un pasado limpio de crítica a la Revolución, tiene “mano” con el castrismo, por ello puede hacer una petición humanitaria y naturalmente actuar en la plaza de la Revolución junto con un Juanes  que por ahora parece estar por encima del bien y de mal entre los del régimen, pero que puede provocar una catarsis en el público: todo depende de lo que diga entre copla y copla.

Miguel, ¿qué vas a hacer si el público se sale del guión “blanco” que le habéis programado?

 

 

 
 
 
 
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