La viga de Sánchez  

Miguel Saludes 

MIAMI, Florida, agosto, www.cubanet.org -El paso de los gobiernos deja huellas por las que estos serán recordados en la posteridad. No siempre se trata de desmanes y abusos. Por ejemplo la fuente del Palacio de los Deportes, hoy Ciudad Deportiva, marca una de las facetas constructivas de Grau San Martín. El Capitolio de La Habana, el Malecón o la Carretera Central traen a la memoria el machadato, mientras la dictadura batistiana legó las mejores construcciones del Vedado.

Desde hace años un arroyo, que marca la división entre los capitalinos Barrio Obrero y reparto Mañana, debe ser cruzado de manera singular. Quienes transiten desde la rotonda de Guanabacoa buscando la calle 7ma de dicho sector, encuentran en su camino la barrera natural que pueden salvar gracias a un artilugio improvisado. Este les evita una caminata mayor. Los vecinos y visitantes del lugar atraviesan la pequeña corriente de agua contaminada a través de una viga de acero, lo suficientemente ancha como para permitir el paso de los peatones. La vía de agua, de muy poco caudal, solo ve hinchar sus proporciones cuando ocurre algún aguacero fuerte o temporal. Tampoco hay una altura apreciable entre las riveras del arroyuelo. No obstante la amenaza de una caída accidental en un medio donde circulan desechos de todo tipo, pudiera resultar fatal para cualquiera, en especial para ancianos y niños.  

Dicen que la idea de la viga fue de un señor apellidado Sánchez, quien era delegado del Poder Popular en esa circunscripción. Gracias a su gestión personal, concretada hace una década por el compañero Sánchez, la gente puede hacer un recorrido más breve. Pero los lugareños nunca se han conformado con esa solución y desde hace tiempo piden algo más consistente y seguro que sustituya la angosta traviesa. Hace algunos meses parecía que el deseo se cumpliría. Un puente de hierro en dos tramos, prefabricado y listo para montar, apareció en una de las orillas. 

No se sabe con certeza si fue el gobierno quien hizo las gestiones para este puente o se trata de los buenos oficios de otra persona. Aunque al final eso no tiene mucha importancia. El mérito siempre se lo llevarán los de arriba; los dirigentes que no movieron un dedo, pero a quienes muchos ingenuos atribuirán la autoría de la obra.  
Cuentan que desde la aparición de estos artefactos han trascurrido semanas. Tirados en el camino se van cubriendo de óxido ante la falta de personal que lo instale definitivamente. Puede que mientras este escrito aparezca la situación haya cambiado. Quizás la viga de Sánchez dejó de existir, y en ya se encuentre funcionando el moderno vial de la calle 7ma. Pero sirva este detalle constructivo, que ha tardado decena de años en concretarse, para marcar uno de los graves problemas del sistema que impera en Cuba. La ineficiencia y la falta de interés que permean las instancias de gobierno, dominadas por un burocratismo excesivo, atentan contra el buen desarrollo de la sociedad cubana.  
 
Precisamente en estos días el gobernante Raúl Castro llamó a trabajar con calidad y eficacia para recuperar la economía agrícola del país. Si un pequeño puente de hierro, ya fabricado, ha encontrado tantas dificultades para nacer y comenzar a funcionar, hay que imaginar lo que será con empeños colosales, como la tarea de producir alimentos. 
 
El viejo Sánchez, a su manera, fue eficaz. Encontró un recurso de emergencia para resolver el problema que se le planteaba. Si hubiera contado con poder verdadero, recursos y la disposición de una empresa independiente de las ordenanzas estatales, tal vez las vigas nunca hubieran entrado en la memoria de los pobladores del barrio habanero. “El puente sigue tirado allí, ahorita se oxida y lo vienen a poner cuando ya no sirve. Cosas de mi país.” Señala un testigo del vecindario que sigue utilizando en sus caminatas cotidianas la Viga del Barrio Obrero. Sus hijos y nietos escucharán contar que su progenitor cruzaba de esa manera un arroyo en San Miguel del Padrón. Así será recordada esta pequeña obra del período revolucionario, modesto aporte de un ciudadano conocido por Sánchez.