5 de septiembre de 2008   IMPRIMIR   VOLVER AL INICIO
 

Parqueos y parqueadores

Reinaldo Cosano Alén, Sindical Press

LA HABANA, Cuba, septiembre (www.cubanet.org) – Los parqueaderos y parqueos de La Habana son temas de actualidad debido a las críticas de la ciudadanía. Otro relajo entronizado en la sociedad cubana; Frankestein que las autoridades no pueden controlar. Aunque existen parqueadores serios y educados, son los menos. Los otros, también con sus distintivos chalecos rojos son por lo general groseros, cañoneros, y hasta delincuentes. Con frecuencia son generadores de broncas con los vecinos y conductores..


La Empresa Provincial de Aseguramiento de Servicios, administra  parqueos y parqueadores, y reconoce que recibe a diario muchas quejas. Entre las más comunes están: no se entrega el obligatorio ticket por el servicio; no se marca hora de entrada ni tarifa (lo que facilita la estafa); parqueadores que se posesionan de áreas oficiales; se impone al cliente un lavado de vehículo no solicitado; imponen tarifas altas en moneda nacional (entre diez y treinta pesos), o dos cuc, en moneda convertible.

La empresa reconoce la ineficiencia de su cuerpo de inspectores. Alega que tienen que atender, además, otras áreas económicas y no tiene personal suficiente.

El Estado no ha delimitado las áreas de parqueo en las calles como está establecido, pintándolas de amarillo. Hay parqueadores que vociferan o detienen los autos en marcha, interponiéndose, para obligaros a que parqueen, y también suben el volumen de sus radios, interrumpen el tránsito a cada momento como si fueran los dueños de la ciudad, y pretenden obligar a pagar a quienes se detienen por un momento para realizar una gestión relámpago: recoger un paquete, entregar una pizza.

Algo positivo hay que reconocer. Con la presencia del parquedor han disminuido los robos de autos y sus partes, en especial las llantas y parabrisas.

En La Habana existen alrededor de 500 parqueos, en su mayoría al aire libre. Hay una pequeña cantidad de parqueadores, con licencia, en domicilios. “El parqueador nos pone entre la espada y la pared. Hasta nos amenaza con la policía que, por lo regular, ignora dónde termina el derecho del que parquea y el nuestro. Estamos desprotegidos legalmente” – expresó un ciudadano que frecuentemente necesita de los servicios de estos personajes.

El desorden con los parqueos se inició el primero de enero de 1959, cuando miles de individuos se lanzaron a las calles a destruir los parquímetros de La Habana. Jamás fueron instalados otros.

Las edificaciones de la ciudad, antes de ese año, contaban con áreas de parqueos al aire libre y subterráneos. Los edificios construidos en los últimos cincuenta años no poseen aparcamientos, ni siquiera al aire libre. Tal vez ya se preveía que tales espacios no serían necesarios.

 

 

 

 
 
CubaNet no reclama exclusividad de sus colaboradores, y autoriza la reproducción de este material, siempre que se le reconozca como fuente.