3 de septiembre de 2008   IMPRIMIR   VOLVER AL INICIO
 

Culpable y reincidente

Lucas Garve, Fundación por la Libertad de Expresión

LA HABANA, Cuba, septiembre (www.cubanet.org) -  El precio de los plátanos (fruta a 2 pesos, y vianda o plátano macho a 3 y  4 cada uno) no bajará en largo rato. El huracán Gustav afectó más de una decena de caballerías de platanales. Algo similar ocurrirá con las hortalizas, aunque salvamos los pollos y los cerdos. Los precios de las hortalizas suben tanto que hacer una dieta basada en vegetales eliminará buena cantidad de lípidos posiblemente, aunque sin duda,  también dejará un hueco en el bolsillo.

La culpa es nada menos que de la recurrencia de ciclones. Y este año, al parecer, nos sacamos el gordo. Gustav cargará con la carestía de la vida el resto del año y parte del que viene. Él pagará por las promesas rotas.

Escuché a un animador de radio que buscaba al responsable de la formación de estos fenómenos meteorológicos. El culpable es el hombre. Ignoro de dónde sacaron ese invento, pero me di cuenta  a dónde querían llegar.

El recalentamiento terrestre es también un efecto causado por los “hombres”, sobre todo por quienes no desean firmar tratados para combatir la polución y los efectos nocivos al entorno. A causa de este recalentamiento se produce un número mayor de ciclones y huracanes, así que por carambola, de la el culpable es el gobierno de los Estados Unidos.


De ahí se desprende que el culpable de los altos precios de los plátanos y de los aguacates (10 y 15 pesos) es el imperio americano. Estas cosas ya no hacen blanco en la conciencia de los ciudadanos. ¡Tan habituados estamos a escuchar la misma cantaleta!

Al fenómeno meteorológico lo acompaña un huracán de propaganda oficial. Ya pasó Gustav, pero el sonsonete “la suerte de tener esta Revolución”, nos embotará los oídos durante largo rato.

Dirán que Luisiana los pobladores huyen en sus autos para no revivir las experiencias de Katrina, mientras aquí son recogidos, agrupados por las autoridades, trasladados a albergues provisionales para vivir en comuna en tanto pasa el peligro.

En conclusión, los problemas de la economía cubana no son causados por el sistema ineficiente que una burocracia enquistada se obstina en hacer prevalecer. Nuestra salvadora burocracia acude a nuestro rescate en caso de huracanes, pero no afloja las riendas que nos ahogan, ni elimina los obstáculos para que no haya tantas casas en mal estado, a merced de los vientos de cualquier huracán.  

 

 

 

 
 
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