29 de mayo de 2008   IMPRIMIR   VOLVER AL INICIO
 

Perrísima Mariela

Luis Cino

LA HABANA, Cuba, mayo (www.cubanet.org) - Cuba celebró  el Día Mundial contra la Homofobia con cintas, lazos, revuelo de plumas y sabor a fresa. La celebración fue en el Pabellón Cuba, con el himno y la bandera gay e invitados del gobierno tan serios como el presidente del Parlamento, Ricardo Alarcón.

Todo bien regio y perrísimo, hubieran dicho Petula, Sofía y Troya. Si no hubieran muerto del susto, les habría encantado estar allí, para que en desagravio, les hubieran permitido doblar a Farah María o bailar en puntas un fueté.

Ellos (o ellas, que ya uno no sabe cómo hacer para no ofender susceptibilidades) no estaban por  los alrededores. Hace más de 28 años se vieron obligados a abandonar definitivamente sus cotos de caza de mancebos en los jardines y los baños de la heladería Coppelia.

Petula, Sofía y Troya se fueron en 1980. No a palacio en sus carrozas, sino con viento fresco por el Mariel, apedreadas y escupidas por las turbas revolucionarias.

En los 60, estuvieron en las UMAP. Varias veces fueron a la cárcel por “exhibicionismo y escándalo público”. Para escapar del paraíso en el que no tenían cabida, acudieron a una estación policial a confesar su delito: eran maricones. No dijeron homosexuales, sino maricones. Así, bien claro, para que no hubiera dudas ni confusiones y les abrieran de par en par las puertas por donde salía la escoria.

La Massiel sigue en Cuba, pero no se enteró de la celebración del día del orgullo gay. De cualquier modo, no le hubiera interesado ni habría entendido nada. Tanta cárcel y tanta hambre le hicieron perder la mente y una pierna. Ahora vaga con muletas, entre Mantilla y Luyanó, vendiendo cigarros al menudeo para subsistir.

En el Pabellón Cuba distribuyeron plegables sobre la penetración anal. Brokeback Mountain al fin pasó por la TV cubana. La cruzada pro gay de Mariela Castro y el CENESEX viró el palo de la homofobia para la rumba de la homofilia.  

De acuerdo, todo está muy bien. Sólo que nos crea dudas a los heteros y varoncitos sobre cuestiones, hasta ahora esotéricas, como el sexo anal y los lubricantes a base de agua. Pero lo peor es que nos hacen sentirnos culpables. ¡Ay, Freud, date prisa en socorrernos!
Ahora la directora del CENESEX (la perrísima Mariela, como diría la pájara Troya), nos quiere convencer que la discriminación contra los homosexuales en Cuba es culpa del machismo de los cubanos.

No consigo recordar haber golpeado, expulsado del trabajo o la universidad o enviado a la cárcel a ningún homosexual. Le pasa igual a muchos. Confiesan que aunque no tuvieron estómago para acabar de ver la película del amor pastoral, gay y con música country de los cowboys de Ang Lee, tienen amigos gays y eso no les causa problemas.
Voto con las dos manos por la diversidad (toda la diversidad), pero por favor, que no sea Mariela, la hija y la sobrina de los que idearon y ejecutaron las UMAP la que venga, con su sonrisa encantadora, a hablarnos del tema. 

En los más altos círculos de la Cuba oficial, y no entre los machangos de a pie, están  los que deben pedir perdón por las décadas de hostilidad contra las personas cuya orientación sexual difería de la heterosexualidad.

Ahora nos explican que en los 60 y los 70 el homosexualismo era considerado por los médicos, en todo el mundo, una enfermedad mental. 

Si en el decadente y burgués Primer Mundo consideraban aberrados a los homosexuales, ¿qué no sería entonces en Cuba, enfrascada en una revolución que olía a pólvora y testosterona?

¿Qué iban a hacer nuestros líderes con tantos pervertidos y blandengues que estorbaban la construcción de la  nueva sociedad? Justamente lo que hicieron: encerrarlos en las UMAP, enviarlos a cortar caña. Cazar locas en Coppelia, Guanabo, el Boulevard de San Rafael o los portales del teatro García Lorca. Echarlos a patadas por el puerto de Mariel.
Pero entonces no estaba la princesa Mariela para recordarnos que “la diversidad es la norma”. Ese fue el lema de la jornada cubana contra la homofobia. ¡Que pena que sólo se refiera a la diversidad sexual y no a otras diversidades!

Bajo el gobierno de Raúl Castro, con teléfonos móviles y respeto para la diversidad sexual, Cuba pretende entrar a toda vela en la modernidad.

Las muñecas proscritas de la revolución, con pestañas postizas  y los pechos inflados de silicona, salen por televisión y se preparan para el escenario del teatro Carlos Marx. Que pidan por sus boquitas pintadas. Lo que sea. Cualquier cosa. Venga la diversidad, pero nada de partidos políticos ni libertad de información. El relajo, que sea con orden y condón. Que le pregunten a Mariela y a su papá.

 

 

 

 
 
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