28 de mayo de 2008   IMPRIMIR   VOLVER AL INICIO
 

Menudo problema con el menudo

Reinaldo Cosano Alén, Sindical Press

LA HABANA, Cuba, mayo (www.cubanet.org) – Sucede con demasiada frecuencia que los establecimientos oficiales no tienen menudo para el vuelto. Si el cliente espera con su mano abierta a que le regresen lo que le pertenece, con la mayor tranquilidad del mundo le dicen:

-No tenemos vuelto.

Robo a mano armada, con sutileza, pero robo al fin.

-Lo siento no hay vuelto.

Propina a la cañona. Lo tomas o lo dejas. También se nos dice:

-Acabamos de abrir, no tenemos vuelto

Lucha sorda entre el empleado y el cliente. Uno a la espera del vuelto, el otro haciéndose el desentendido. Vence el más paciente en estas escaramuzas de dinero fragmentario, que al final de la jornada devienen decenas de miles de pesos, en dependencia de la afluencia de pública al comercio.

En la década de 1950 el gobierno enfrentó muchas protestas por el aumento de uno y dos centavos en el precio de los sellos, a pesar de que se destinarían a la construcción del hospital donde se tratarían los casos de ceguera. ¡Qué decir entonces de la apropiación de los centavos porque sencillamente no hay vuelto!

Hurto descarado que se lleva a cabo en tiendas, cafeterías, restaurantes; cuando se paga la factura de la electricidad, el agua, el gas, la vivienda, el estacionamiento de autos, motos, bicicletas; en los ómnibus, en todas partes.

¿Qué hacer? ¿De qué manera protestar contra lo que el gobierno conoce perfectamente y ante lo que se cruza de brazos? ¿Qué hace el ejército de inspectores, auditores, los dúos del Partido con plenos poderes, más allá del administrador?

También el administrador es partícipe del engaño. Si el cliente reclama y solicita su presencia, o no está en el establecimiento, o acude enojado al llamado del ofendido consumidor, y repite las manidas justificaciones de sus subordinados:

-No hay vuelto.

A veces, en gesto teatral,  el hombre saca de su bolsillo unas monedas y entrega el vuelto al cliente quien, en ocasiones, es puesto en ridículo por reclamar su dinero. El vuelto, curiosamente, no aparece en el listado de “derechos del consumidor”.

Hace cincuenta años, los establecimientos públicos y privados estaban considerados por ley, centros de cambio, lo mismo que el banco. El Ministerio de Comercio Interior tiene establecida la obligación de tener en cada sitio suficiente cantidad de billetes de baja denominación y monedas fraccionarias, pero esto no se cumple, o se simula cambiando en el banco una cantidad mínima que se va en las primeras ventas. Así, el relajo continúa.
Pesos, pesitos, medios, van a parar a los bolsillos de quién sabe qué malandrines en forma de propina a la cañona, mientras inspectores y auditores van y vienen para que todo siga igual. 

 

 

 

 

 
 
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