27 de mayo de 2008   IMPRIMIR   VOLVER AL INICIO
 

Otra escalada represiva

Darsi Ferrer

LA HABANA, Cuba, mayo (www.cubanet.org) - El temor por la difícil situación que atraviesan conlleva a que las autoridades del gobierno respondan con la estrategia de siempre; presentarse como ovejas asediadas por la manada de lobos feroces: gobierno americano, mafia terrorista de Miami y grupúsculos mercenarios en Cuba.

La escalada represiva no sorprende a nadie, se trata de desviar la atención de los problemas que se acumulan en el país, así como buscar la sumisión del pueblo en momentos de incertidumbre e incremento del descontento generalizado.

La batuta en el descrédito a los disidentes la tienen los bufones de la mesa redonda. Aseguran que la relación de determinados líderes de la disidencia interna con algunas organizaciones del exilio basta para confirmar el vínculo de la oposición con el terrorismo.

No se conoce de un solo grupo de la disidencia que realice acciones violentas, al estilo del movimiento 26 de julio que llenó el país de petardos, principalmente en lugares públicos. Por el contrario, las acciones pacíficas de los disidentes son reprimidas por la policía política con el uso de la fuerza y los encarcelamientos arbitrarios.

Si contaran con una gota de moral lo que debían analizar los distinguidos panelistas es  la razón por la que se niega la posibilidad de empleo a los cubanos que piensan distinto. Aún en la actualidad, en todos los centros de trabajo se valora la actitud política antes de admitir a los aspirantes a una plaza.

Miles de jóvenes cumplen sanción de hasta 4 años de privación de libertad bajo el cargo de peligrosidad. Personas inocentes que se consideran proclives a cometer delitos en el futuro ¿Cómo se entiende que los disidentes acusados de estar conectados con el terrorismo no sean condenados? ¿Acaso los tribunales son benévolos con los opositores?

No falta la acusación al gobierno de los Estados Unidos de financiar y dirigir a los grupos de la oposición. Con ese argumento queda claro que todo aquel que disienta del gobierno automáticamente se convierte en un asalariado que trabaja para una potencia extranjera ¿Qué justifica que aún no expulsen de Cuba a los funcionarios americanos cuya función principal parece ser el fomento de la contrarrevolución? ¿Los dirigentes de la tiranía padecen de masoquismo extremo?

En el circo montado en la mesa redonda se presentan como pruebas correos y llamadas telefónicas personales de opositores. Se justifica el espionaje de la correspondencia con el apego a regulaciones estipuladas en las leyes vigentes, y a la práctica de esos procedimientos en otros países.

No hay dudas de que los servicios de inteligencia de cualquier país tienen potestad de espiar ese tipo de documentos en el caso de sospechosos de algún delito, para presentar pruebas ante un tribunal, pero de ahí a utilizar la correspondencia personal para denigrar públicamente por los medios masivos a los espiados va un gran trecho.

El gobierno español, por ejemplo, declara abiertamente que apoya a los grupos de la sociedad civil, de hecho mantiene canales de comunicación con organizaciones de la disidencia interna. Sin embargo, no se conoce de un solo opositor acusado de ser mercenario de los españoles ¿Qué diferencia a un gobierno de otro, digamos el español al de EEUU, en el cuestionamiento de las autoridades de la Isla por el compromiso que asumen con la democratización de Cuba?

Resulta absurdo que para escapar de la agudización de las crisis se siga insistiendo en maniobras que ya impresionan a muy pocos, por lo gastado de su uso. El show mediático no lleva comida a la mesa de los cubanos. Una solución viable para el gobierno sería poner en marcha algunas de las propuestas de la disidencia, que constituyen soluciones concretas a la problemática nacional.

Ignorar las necesidades insatisfechas de la población y los justos reclamos de apertura democrática representa jugar con fuego. No hay razón temer a los inevitables cambios. Lo que el gobierno debe considerar verdaderamente peligroso es su inmovilismo.

 

 

 

 
 
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