20 de mayo de 2008   IMPRIMIR   VOLVER AL INICIO
 
CRÓNICA
 

Propaganda y expediciones

Juan González Febles

LA HABANA, Cuba, mayo (www.cubanet.org) - Silvio Rodríguez, el cantautor oficial concluyó su gira promocional por las prisiones de la Isla. La tournée que fue bautizada Expedición, la llevó adelante con un grupo de artistas e intelectuales al servicio del régimen. Silvio Rodríguez  está entre los pocos que en Cuba poseen cuentas de ahorro en bancos extranjeros. Vive como los que detentan el poder, y de acuerdo con el sistema electoral cubano, hubo quienes votaron para que cuente con un asiento en el Parlamento. Es alguien que acostumbra a decir si al poder, en todas las ocasiones.

Sobre el nombre con que fue bautizada la gira, algunos especulan que se debió a que efectivamente fue un descenso al inframundo. Una Expedición a los círculos más presentables del infierno carcelario castrista.

Rodríguez arrastró en su empresa a su esposa (una joven y talentosa flautista) al complaciente Amaury Pérez Vidal, a otros trovadores, a un premio nacional de literatura, artistas plásticos de éxito político y comercial, y por supuesto, un comisario de la confianza de los rectores de las prisiones. Este cometido lo llenó Vicente Feliú, quien se dedica a cantar y componer, aunque no lo haga muy bien.

Rodríguez se une al esfuerzo por crearle una imagen potable a Raúl Castro y a su régimen. No olvidar que se hizo cómplice de uno de los más horrendos crímenes de odio cometidos en la era de Fidel Castro. Rodríguez, junto a un nutrido grupo de artistas e intelectuales, dio su espaldarazo al fusilamiento de tres jóvenes negros que secuestraron de forma incruenta una embarcación en la Primavera Negra de 2003.

Entre los grados de culpabilidad por este crimen se cuentan los que respaldaron el hecho consumado con declaraciones y fanfarrias y los que lo sancionaron desde sus poltronas en el Consejo de Estado.

Rodríguez parece haber comprendido que no tiene marcha atrás. Una cosa es hacerse el gracioso y decir una broma con mayor o menor acierto, como acostumbra su colega Amaury, y otra muy distinta ser parte de uno o varios crímenes, en forma pública y ostensible.

El régimen cubano realiza un esfuerzo notable por lavar la cara de Raúl Castro. Durante aquella comedia bufa conocida como ‘tormenta de los e-mail’, sus promotores se cuidaron mucho de no aclarar que las UMAP (Unidades Militares de Ayuda a la Producción) estaban subordinadas al Ministerio de las Fuerzas Armadas Revolucionarias y no al Ministerio del Interior.

Cada abuso cometido en las UMAP, está cargado a la cuenta de Raúl Castro, quien fuera en aquel y otros muchos entonces el jefe de aquellas Fuerzas Armadas. Los responsables máximos de aquel crimen fueron en primer lugar Fidel Castro que lo ordenó y Raúl Castro que lo ejecutó con su proverbial sentido de la disciplina y la organización.

Raúl Castro es el responsable por excelencia del derribo de avionetas civiles norteamericanas en espacio aéreo internacional, está sindicado como parte de operaciones de narcotráfico por agencias policiales extranjeras, de balseros hundidos con sacos de arena y muertos por la Fuerza Aérea Revolucionaria, de ejecuciones extra judiciales en los primeros años del régimen y de múltiples crímenes a escala incluso internacional.

Aunque la Unión Europea, El Vaticano, la izquierda europea, la izquierda liberal de los Estados Unidos y algunos duros de los exilios se hayan decantado a su favor, les toca a los intelectuales de adentro hacer lo adecuado por lavar la imagen de la sucesión y del sucesor dinástico.

Silvio Rodríguez es un ejemplo claro de oportunismo y buena suerte. Dotado de un talento innegable y con el carisma prestado por la oleada inconformista de los años 60, desde aquellos tiempos subió hasta la cima sorteando la ira y la mala sangre de muchos comisarios, hoy felizmente defenestrados. Luego de negar haber estado en las UMAP, sí estuvo de castigo en una larga travesía en el Playa Girón, uno de los barcos de la Flota Cubana de  Pesca.

Aquellos pescadores se encargaron del primer adiestramiento y del primer choque atenuado del cantautor con el poder. Luego todo se inclinaría a su favor.

 

 

 

 
 
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