19 de mayo de 2008   IMPRIMIR   VOLVER AL INICIO
 
CRÓNICA
 

Gallos viejos

José Hugo Fernández

LA HABANA, Cuba, mayo (www.cubanet.org) - La bravuconada como expresión de una sicología simplona, sigue tipificando el discurso de los representantes del régimen cubano, aunque se hable de cambios y por más que se convoque al desmantelamiento de prácticas fracasadas.

Fiel a la escuela estalinista, parece que nuestra vieja cuadrilla de reaccionarios que se consideran a sí mismos revolucionarios, le ha cogido el gusto a eso de inflar la pechuguera como los gallos para lucir invencibles.

Hace unos días, al anunciar la conmutación de la pena de muerte para un grupo de condenados, y luego de precisar que ello no implicaba la eliminación en Cuba de ese castigo, el comunicado oficial ponía énfasis en la salvedad de que la medida no responde a presiones, sino que fue adoptada por acto soberano, en consonancia con la conducta humanitaria que ha caracterizado a la revolución.

Flaco favor se hacen si después de casi medio siglo de dominio condescienden ahora a perdonar la vida de un pequeño grupo de personas, tras la advertencia de que el paredón sigue en pie, quizás como baluarte de la conducta humanitaria y ética de la revolución.

Por lo demás, muy bien compuestos andan nuestros gallos pechugones si en pleno siglo XXI continúan engrifándose ante lo que ellos califican como
“presión” y que no es sino una herramienta política del mundo civilizado, cada vez más válida para el mejoramiento de las relaciones y la ayuda entre países, y también para la buena marcha del entendimiento de los gobernados con sus gobernantes en cada nación.

Acostumbrados a no reconocer y a no respetar otro cantío que no surja de sus vísceras, y persuadidos de que gozan de impunidad vitalicia para hacerlo, los gallos de nuestra valla totalitaria reafirman su carácter retrógrado hasta cuando pretenden gastárselas de benignos contemporizadores.

En fin, son gallos viejos, carne que no se ablanda ni con los hervores del infierno.

 

 

 

 

 
 
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