15 de mayo de 2008   IMPRIMIR   VOLVER AL INICIO
 
CRÓNICA
 

La era parió una expedición

Luis Cino

LA HABANA, Cuba, mayo (www.cubanet.org) - Finalmente, Silvio Rodríguez no se fue a vivir a Chile. Pararon el chisme o le cortaron la retirada. Él se muere como vivió: necio y millonario. Ahora, entre otras cosas, además de dedicarse a la arqueología musical, se preocupa por los presos. Al menos de que oigan canciones y pinten murales.

La más reciente necedad de Silvio es apostar por perfeccionar el socialismo. Ya puso manos a la obra. La nueva tarea de choque de Silvio para los nuevos tiempos, con la aprobación unánime de la Asamblea Nacional y el permiso del Ministerio del Interior, es llevar la cultura a las cárceles. 

La expedición del cantautor y los artistas que lo acompañaron por 16 de las 200 cárceles cubanas, culminó la tarde del 11 de mayo en el teatro capitalino Carlos Marx. Allá estuvo puntual para  aplaudir el empeño el ministro de Cultura, Abel Prieto.

Silvio dice creer en el mejoramiento humano a través del arte.
La moraleja con guitarra de su turno de 15 minutos al micrófono, frente a los reclusos, es que cuando paguen su deuda, les espera otra oportunidad. Eso, si no mueren antes de hambre o falta de atención médica.

Silvio Rodríguez y sus compañeros de expedición pasan por alto las infrahumanas condiciones de vida en las prisiones cubanas. Les basta con repetir que la Operación Milagro y la universidad para todos también cruzarán las rejas.

Silvio ha vuelto a negar haber estado alguna vez en la UMAP o en las celdas tapiadas de Villa Maristas. Nunca estuvo preso, afirma. De sus debilidades ideológicas lo rehabilitaron para el socialismo a bordo del barco pesquero Playa Girón. Tal vez por eso ignora (o lo que es peor, finge ignorar) que no sólo de canciones y buenas intenciones (de las que pavimentan el camino del infierno) vive el hombre. Ni siquiera el hombre nuevo, que se quedó a medio forjar y ahora se hacina en las cárceles cubanas.

Silvio está en paz con su conciencia o quiere creer que lo está. Estuvo con los presos de las 16 cárceles cubanas que visitó. Con los presos que desearon disfrutar del espectáculo y les permitieron asistir. Dicen que la asistencia no fue obligatoria.

Silvio, Amaury Pérez, Eliades Ochoa, Sexto Sentido, Vicente Feliú y Augusto Blanca cantaron para los presos y sus carceleros.

También hubo pintores. En cada prisión visitada dejaron un mural. Algunos presos pintaron, cantaron rap y guaguancó, bailaron rumba y leyeron poemas. Todo con tanto júbilo, disciplina y fervor revolucionario, que no se podía distinguir entre los presos y los guardias disfrazados. 

Llevar el arte a los presos es una vieja idea de Silvio Rodríguez.  El cantor oficial de la revolución cubana, como el camarada Máximo Gorki cuando pretendió humanizar el GULAG estalinista, cree en el mejoramiento espiritual a través del arte. Por tanto, a falta de otra cosa, seguirá abogando por nuevas expediciones artísticas a las cárceles.

 Reclamar comida, medicina, y un trato más humano para los presos en las cárceles cubanas es tarea para otros. Puede que por ello, disidentes, activistas de derechos humanos y periodistas independientes, vayan a prisión. No tengan dudas.  Silvio Rodríguez, que afirma cantar para todos los presos sin excepciones, no tendrá reparos en cantar también para ellos. Los carceleros harán tintinear las llaves y las tonfas y aplaudirán.

 

 

 

 
 
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