8 de mayo de 2008   IMPRIMIR   VOLVER AL INICIO
 
CRÓNICA
 

¿Unidad? No, gracias

José Hugo Fernández

LA HABANA, mayo (www.cubanet.org) - Se insiste demasiado en la conveniencia de que la oposición interna en Cuba trabaje unida, proyectándose mediante estrategias de bloque y pronunciamientos unidireccionales, aún cuando conserve su diversidad ideológica.

No es que el reclamo no sea justo y hasta oportuno. Es que tal y como estamos enfocándolo ahora mismo tal vez se muestre un tanto reductor. 

No hay razón para que los disidentes cubanos tengan que aplicar esquemas rígidos, harto practicados y en general harto erróneos, con el fin de dar validez a su unidad esencial.

De hecho, si lo que nos importa verdaderamente es lo esencial, nadie dispone de argumentos serios para poner en duda que esa unidad existe, que ha existido siempre, en tanto todos los opositores pacíficos de la Isla, aun cuando cada cual lo haga con su discurso, luchan por la excarcelación incondicional de los presos políticos, por el respeto a los derechos humanos, por la democracia y por la libertad de acción y elección individuales.

Este ha sido desde el primer día el fundamento de su activismo civilista, ciertamente más ético que político, y también más aglutinante que sectario y, sobre todo, mucho más confiable como alternativa de oposición al régimen, en tanto más inteligente y más limpio de lastres. 

Igualmente todos los opositores coinciden al defender como principio básico la idea de que no habrá cambio que valga para Cuba si en ellos no intervienen, en igualdad de condiciones, todos los cubanos, donde quieran que vivan hoy y cualesquiera que sean sus credos políticos o su estatus económico. 

Si es así no resultan claras del todo las apelaciones que urgen a nuestros disidentes a la uniformidad de acción como necesidad impostergable. 

De sobra nos han mangado ya (y hemos mangado a medio mundo) durante los últimos cincuenta años con el cuento de una presunta unidad que no se ha traducido si no en divisiones, prejuicios, desconfianzas, recriminaciones,  reservas, intolerancias y odios cada vez más quebrantadores de la nación cubana. 

Como no sea para los políticos de agua mineral y aire acondicionado, quienes la ven como una buena cantidad de votos a su favor, aun cuando finjan otra cosa, lo cierto es que la unidad, entendida como estrategia de conveniencia, y no como proyección de esenciales principios, no resulta aconsejable, mucho menos saludable, ni hoy, ni mañana, ni nunca. Tal vez por eso es algo de lo cual están sabiendo cuidarse, a Dios gracias, nuestros representantes de la oposición pacífica interna.

 

 

 

 
 
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