7 de mayo de 2008   IMPRIMIR   VOLVER AL INICIO
 
CRÓNICA
 

La iniciativa privada se impone

Leonel Alberto Pérez Belette

LA HABANA, Cuba, mayo (www.cubanet.org) - La iniciativa privada se impone poco a poco en la economía doméstica, a pesar de las restricciones estatales. La presente feria de artesanía que se presenta en el pabellón Cuba, Arte para Mamá,  en el Vedado, es una de las tantas pruebas de lo afirmado, y que nada tiene que ver con el modelo chino, sino con una modalidad criolla.

La feria, auspiciada por el Fondo de Bienes Culturales (FBC), abrió sus puertas el 20 de abril y finalizará el próximo 11 de mayo. Su principal propósito ha sido brindar una opción para que los capitalinos puedan comprar un regalo para el Día de las Madres el próximo domingo.

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Objetos confeccionados con materiales como semillas, piel, madera, metales, piedras, conchas, etc, pueden apreciarse en los diferentes estantes. Existen ofertas para todos los bolsillos y gustos. Diseños y creaciones maravillosas producto de la inventiva de artistas desconocidos. Algo curioso es que por primera vez se presenten los kioscos de los artesanos bajo el rótulo de “negocio familiar”, que aunque en la práctica es fiscalizado por el FBC, tiene un cierto aire de liberalización.

El Estado, a través del Ministerio de Comercio Interior (MINCIN) ha demostrado una y otra vez su incapacidad para cubrir las demandas de la población, a pesar de contar con la industrial nacional. Baste señalar que el año pasado para el Día de las Madres, a los funcionarios de dicho ministerio se le ocurrió surtir las tiendas que venden en moneda nacional con piezas de repuestos para bicicletas rusas y chinas. Ni flores, ni otras opciones, era cuestión de llegar y decir: ¡Mamá, te compré una catalina y un dinamo nuevos!

En Cuba, durante casi medio siglo, las autoridades han mantenido una guerra abierta contra la iniciativa privada. Hace dos años, los  artesanos de otras entidades fueron expulsados de sus espacios naturales, en plazas al aire libre como la popular feria del Malecón, y enviados a locales cerrados y de difícil acceso, como la destartalada otrora tienda Fin de Siglo. La razón esgrimida por las autoridades es impedir que los artesanos se enriquezcan o especulen. En la práctica el resultado de esta política  ha sido que los más capaces se vayan del país por cualquier vía.

Otros espacios feriales, pertenecientes a la oficina del Historiador de La Ciudad, dirigida por Eusebio Leal Spengler, están a punto de desaparecer de las proximidades de la Plaza de la Catedral para ser trasladados al final de la Avenida del Puerto. Los artesanos afectados aún no saben cuál será su destino, pero prevén una caída de sus ventas. No obstante, hay muchos artesanos optimistas que confían en que la realidad cotidiana y el sentido común terminarán por imponerse.

Por el momento, el gobierno ha dado luz verde a algunos proyectos de producción independiente en este sector, y en otros, pilares de economía nacional. Incluso se han desmantelado las improductivas cooperativas de producción agropecuaria creadas por el estado, para dar paso a proyectos de tipo  familiar. Simultáneamente, en el área de la vivienda también las autoridades han iniciado un plan para favorecer las construcciones por medios propios.

Aunque estos cambios no parecen suficientes para desatascar la productividad, la población los recibe con agrado. La mayor parte del público que asiste al Pabellón Cuba sale complacido, y la asistencia es grande.  Hace falta que se incentive aún más la competencia y que estos experimentos  se extiendan a toda la sociedad.

 

 

 

 
 
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