27 de junio de 2008   IMPRIMIR   VOLVER AL INICIO
 

Otro buey con alas

José Hugo Fernández

LA HABANA, Cuba, junio (www.cubanet.org) - Justo a tiempo acabamos de inventarnos una nueva esperanza. Es algo en lo que hemos hecho cátedra durante medio siglo. Con todo y que nuestros tatarabuelos intentaran alumbrarnos mediante el refranero. “La esperanza es un buey volando”, nos habían dicho. Por más que para nosotros no es ni siquiera eso. 

Acostumbrados a usar la esperanza como tregua para coger aire y acomodarnos el yugo, precisamos ajustar el refrán para que nos encaje: La esperanza es un buey que vuela con alas prestadas a plazos fijos.

Estaría de más aclarar que nuestro buey con alas de estos días se llama Barack Obama. Y nos llega tan oportunamente como toda esperanza que se inventa.

Una vez que la esperanza anterior, la de los cambios (dicen para perfeccionar el socialismo) ha implantado récord de volatilidad, se imponía la invención de otra esperanza, si bien no mucho más seria, por lo menos más sólida. 

Esta nueva esperanza posee la virtud de haberle activado las neuronas a todos los cubanos, por diferentes que sean nuestras posiciones ideológicas, incluso nuestros intereses dentro del juego de la política.  

No sólo vale para los millones de desesperanzados que aquí buscan su lucecita al final del túnel, venga de donde venga. También demuestran habérsela tomado a pecho, sólo que en otra dirección, nuestros politiqueros que defienden (desde el exterior, claro) la rancia actitud de Bush y su partido hacia la Isla.

El colmo es que hasta el régimen parece asumir esta esperanza como buey que surca el cielo. Aunque por razones diferentes a las de nuestros desesperanzados de a pie. Derecho a la esperanza podemos tener todos, pero otra cosa sería el derecho de todos a esperar lo mismo de la esperanza.

En cuanto a lo que espera el gobierno, parece estar contenido a su vez en la esperanza de los teóricos de la izquierda de Europa, Norteamérica y América Latina, quienes están desempolvando por estos días la vieja tesis de que lo único que necesita Cuba para resolver sus problemas es que el imperialismo yanqui nos saque el pie de arriba, ya que el primero y principal de nuestros problemas no es el régimen, sino quienes desde afuera se han dedicado a obligar al régimen a que sea nuestro problema.

De modo que si Barack Obama, una vez electo presidente de los Estados Unidos, decidiera sacarnos el pie, de entrada estaría otorgándonos la posibilidad de inventar otra esperanza, la próxima quizá, que es la de echar a un lado nuestros problemas e iniciar por fin el camino de las conquistas revolucionarias. 

No está mal para ser un buey volando. Menos aún si tenemos en cuenta que es el único que nos queda en el aire. Nuestro lastre mayor no acaba de extinguirse, por más muerto que esté, así que la perspectiva que nos deja es tomar del buey apenas los tarros y el rabo. La siguiente esperanza eran los cambios. Pero este otro buey está perdiendo las alas sin que nada cambie, por más que siga anunciándose a bufido limpio como esperanza para más adelante.

Entonces, ¿qué nos restaría en buena lid si no hacer lo de siempre? Terminar apostando por el buey de afuera. A falta de un padre auténtico, hijo bastardo.

 

 

 

 

 
 
CubaNet no reclama exclusividad de sus colaboradores, y autoriza la reproducción de este material, siempre que se le reconozca como fuente.