26 de junio de 2008   IMPRIMIR   VOLVER AL INICIO
 

La cosa está de Odinga

Leonel Alberto Pérez Belette

LA HABANA, Cuba, junio (www.cubanet.org) - Aunque Kenya no tiene mucho que ver con Cuba, la sola mención del apellido del dictador Raila Odinga ha devenido para los cubanos onomatopéyico augurio de escasez y situaciones difíciles; lo anterior debido a un programa televisivo miamense conducido por el humorista Alexis Valdés,  que circula clandestinamente dentro de la Isla.

El lamento reiterado de boca en boca no es fortuito. El gobierno ha instaurado una cacería de brujas contra los ciudadanos que ejercen la iniciativa privada, legal o ilegalmente, lo que ha colocado a cientos de trabajadores entre la espada y la pared, e incluso a punto de ser sometidos a procesos penales. Muchas personas temen que a consecuencia de esas medidas la crisis económica se agudice.

Rafael, un ingeniero que ocasionalmente trabaja como taxista se lamentaba de una multa de 500 pesos que le fue impuesta el pasado miércoles.

–Me rodearon varios inspectores y policías. No reclamé para no empeorar las cosas. He intentado solicitar la licencia para ejercer como taxista pero desde finales de los 90 no las conceden. 

El salario de Rafael como profesional asciende a 350 pesos -aproximadamente 17 dólares- y eso no le alcanza para pagar la multa.

Otro ciudadano aseguró que estos trabajadores ocasionales contribuyen a aliviar el problema del transporte público que, aunque aliviado, aún está distante de una solución definitiva.

Los taxistas clandestinos no son los únicos afectados; algunos que poseen licencias para ejercer como trabajadores por cuenta propia son extorsionados por miembros de la policía e instituciones de control.

Otros “cuentapropistas” también han sido víctimas de esta cacería repentina. La prensa oficial aseguró que este paquete de medidas tiene el propósito de luchar contra la corrupción, el robo y otras ilegalidades. Fábricas y talleres clandestinos han sido allanados y confiscados los medios de producción encontrados en ellos. Carpinterías, fábricas de implementos plásticos, talleres mecánicos y de producciones artesanales, han sido allanados. Hasta este momento hay 11 encausados por diferentes delitos relacionados con estas actividades, pero se sabe  que el número de personas pendientes de instrucción judicial es mayor.

–Es tal la desesperación que una comprende por qué la gente quiere emigrar  -dijo Ludovina Guerra, una octogenaria que aún trabaja como peluquera-. Anulan la capacidad de creación y nos obligan a trabajar para el gobierno por míseros salarios que no alcanzan ni para cubrir los gastos básicos de los primeros 10 días del mes.

Llama la atención que la nueva escalada represiva contra la iniciativa privada se haya incrementado en momentos en que la Unión Europea levantó las sanciones contra Cuba. Está claro que se está dando marcha atrás a la “apertura” que se esbozó pálidamente hace unos meses, y las cosas se están poniendo de Odinga.

 

 

 

 
 
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