24 de junio de 2008   IMPRIMIR   VOLVER AL INICIO
 

¡Ahí viene el coco!

Reinaldo Cosano Alén, Sindical Press

LA HABANA, Cuba, junio (www.cubanet.org) – Es usual emplear la expresión: ¡Cuidado, ahí viene el coco!, para controlar los ímpetus independientes de los niños.
Este coco, sin relación alguna con el fruto del cocotero, es abstracto, sin formas definidas, pero infunde temor.

En la Isla existe otro coco, un coco político: el embargo norteamericano, con innegables implicaciones, ya que en todo momento y lugar se le recuerda; incluso con la implantación de grandes vallas al borde de las carreteras, y hasta en los más insólitos lugares. A este coco se le achacan muchas de las deficiencias y descontroles propios del país. Sin embargo, hay datos del dominio público que no aparecen en las enormes valles publicitarias, como:

-Cuando el Congreso de los Estados Unidos autorizó la venta de alimentos a Cuba (después incluyó madera). En poco tiempo, Cuba pasó a ocupar el lugar 144 entre los clientes de los Estados Unidos.

-Sólo en los tres primeros meses de 2008, por el volumen de las mercancías importadas, Cuba se situó en el rango 31, dentro de la tabla de los primeros 70 clientes comerciales de Estados Unidos.

-De 2001 a marzo de 2008, las ventas a Cuba ascendieron a 2 mil 168 millones 279 mil 553 dólares.

-De enero a marzo de 2008 la cuenta pagada al contado a los empresarios norteamericanos fue de 172 millones 152 mil 883 dólares.

Arroz, soya, frijoles de varios tipos, maíz, pescado, pollo, cerdo, leche en polvo y harina de trigo están entre los renglones de importación de alimentos. En muchos de ellos Cuba se auto abastecía antes de 1959, y hasta sobraba para exportar, principalmente a los Estados Unidos, su principal mercado natural de importación y exportación.

No había entonces restricción alguna a la producción, comercialización y consumo de alimentos y de infinidad de otros muchos productos.

La libreta de abastecimientos, aparecida como solución igualitaria hace 46 años, es la rectora de la economía interna, sin avizorarse cuándo desaparecerá.

Resulta curioso que después de la Segunda Guerra Mundial, en Europa, muy pocos artículos estuvieron racionados: arroz, trigo, grasa comestible, jabón y combustible.
¡Cuidado con el coco, que está en casa!

 

 

 

 
 
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