10 de junio de 2008   IMPRIMIR   VOLVER AL INICIO
 

Quiere justicia

José Antonio Fornaris, Cuba-Verdad

LA HABANA, Cuba, junio (www.cubanet.org) - El cortejo salió de la funeraria a la hora prevista: nueve de la mañana del viernes 30 de mayo.

El joven Yoanis Isaac Alcántara, de 30 años, había muerto aproximadamente a la una de la madrugada del jueves en la enfermería de la prisión habanera Valle Grande. Cerca de 200 personas participaron del cortejo.

La mamá de Alcántara se presentó en la penitenciaría la mañana de ese jueves, porque otro recluso le había mandado a decir que su hijo estaba ingresado desde hacía tres días porque presentaba un cuadro clínico de vómitos y diarreas. Al llegar supo que el joven había muerto.

Ya en la funeraria de su lugar de residencia, la barriada de Managua, y junto al féretro, la acongojada mujer dijo entre lágrimas, en más de una ocasión, que le habían dejado morir a su hijito y que quería justicia.

A su vez, otros familiares del fallecido le pidieron a una representación policial de la prisión que llegó para estar presente en el velatorio, que se marcharan, que allí no los querían.

Loa antecedentes del caso se remontan a octubre del pasado año. En esa fecha, Alcántara, junto a un amigo y vecino, Alberto Monreal -contó la madre de este ultimo- estaban en una cafetería-bar denominada El Rapidito, situada a la entrada de la localidad, donde se originó una riña tumultuaria.

Momentos después, Edel Trujillo Rosado, quien también había estado en el lugar de la bronca, se personó en la estación policial, situada a unas cuatro cuadras de El Rapidito, para decir que durante la confusión originada por la pelea múltiple, le habían sustraído la billetera, “Al rato, cuando Alberto y Yoanis pasaron caminando frente a la estación de policía, los detuvieron y los acusaron de asalto”, agregó la señora.

Pero dos o tres días después, apuntó, Trujillo Rosado se presentó de nuevo en el cuartel policial para retirar la denuncia porque su billetera con todo el contenido había aparecido. Sin embargo, el instructor del caso, el oficial Alfredo López, se negó rotundamente a que la denuncia fuera retirada.

En los primeros días de mayo, se realizó la vista pública del juicio de los dos acusados. La fiscalía solicitó siete años de cárcel para Alcántara y quince para Monreal.

Durante el juicio, Trujillo Rosado, que presuntamente era el principal acusador, quiso nuevamente retirar la acusación, pero tampoco se lo permitieron.

“El fiscal le dijo que no tenía credibilidad (por afirmar que había recuperado la billetera), que había que condenarlos porque en La Habana la violencia es demasiada”, narró la mujer.
Siete meses después de haber sido detenidos, sin que la sentencia ni siquiera sea firme, uno de esos jóvenes está muerto, y el otro ha comentado que está preso injustamente, y se va a suicidar.

Si la madre del joven recluso muerto logra la justicia que a viva voz ha pedido por la muerte de su hijo, sería algo para escribir sobre ello, porque son muchos, entre ellos los condenados por cuestiones políticas, que han sentido en carne propia lo injusto del sistema de justicia en Cuba.

 

 

 

 
 
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