5 de junio de 2008   IMPRIMIR   VOLVER AL INICIO
 

Una bola de arroz

Luís Cino

LA HABANA, Cuba, junio (www.cubanet.org) - A fines de mayo se extendió el rumor de que el arroz iba escasear. Decían que suprimirían su venta liberada y que dos de las libras racionadas serían sustituidas por dos libras de harina de maíz.

Culpaban al terremoto en China, a la subida mundial del precio de los alimentos, al calentamiento global, y cómo no, al bloqueo económico norteamericano.

El rumor generó temores que lindaban con el pánico. Muchos evocaron el hambre de los peores años del período especial. Ahora, la situación mundial haría todo más grave. El tono apocalíptico de los informativos de la TV cubana sobre la crisis alimentaria mundial no contribuyó a calmar a la población.

Hubo largas colas en las bodegas y el arroz en venta liberada se agotó. De poco valió que limitaran la venta a 10 libras por persona. Algunos compraron para acaparar y revender. El precio del arroz en el mercado negro comenzó a subir. La libra, que normalmente se vende a $3,50, llegó a venderse a 10 pesos.

En Cuba, las bolas, especialmente las relacionadas con el desabastecimiento, son tan antiguas como la revolución de Fidel Castro. Esta corrió en su momento más difícil. La bola del arroz estuvo a punto de romper la tranquilidad ciudadana que pregonan los sucesores.

Los partidarios del gobierno culpan de las bolas a “la gusanera contrarrevolucionaria” y a veces, por orientación del Partido Comunista, tratan de salirle al paso y restarle importancia. No siempre logran convencer a todos.

“¿Por qué voy a creer que la sustitución de las dos libras de arroz por harina es sólo una bola?” -dice Ángela, una alarmada ama de casa de Arroyo Naranjo. “Una vez dijeron que lo de un pan por persona por la libreta era sólo una bola, y ya llevamos 18 años así.

Muchos opinan que a veces es el propio gobierno el que riega las bolas para probar cómo reaccionaría la población ante determinada eventualidad. En ocasiones como esta, el experimento entraña riesgos.

El arroz, como acompañante de los frijoles, es un elemento básico en la maltrecha dieta de los cubanos. Las viandas y vegetales, que pudieran reemplazarlos, resultan demasiado caros.

Entrevistado por periodistas de la TV Cubana, el presidente de la empresa estatal ALIMPORT, Pedro Álvarez, intentó calmar los temores. Aseguró que el arroz normado destinado a la población está garantizado para los meses que restan del año. “Para los próximos años, están los acuerdos con Vietnam, que nos garantizan un mínimo de suministros, no prevemos dificultades”, dijo.

No obstante, Álvarez advirtió: “La política de ir a la sustitución de importaciones es lo principal que en un futuro podrá garantizar una parte importante de nuestra alimentación”.

Se anuncia oficialmente que para los próximos 5 años, se proyecta incrementar la producción arrocera cubana para sustituir las importaciones en más de un 50%.

No será fácil. Producir más arroz requerirá inversiones y tecnología. Pero sobre todo, mucha mano de obra.

A través de una mayor estimulación salarial se busca conseguir hombres dispuestos a trabajar en las duras condiciones de los arrozales.

Antes del período especial, Cuba dedicaba 150 000 hectáreas al cultivo de arroz. En las dos últimas décadas, la falta de recursos y mano de obra, sumadas a la salinidad de los suelos, han reducido esa área en casi una tercera parte.

Para el año 2015, el Ministerio de Agricultura espera duplicar el área que ocupaban los arrozales cubanos antes de 1989.

Hoy, en precarias condiciones, los agricultores privados de las provincias Pinar del Río, Granma, Sancti Spíritus y Matanzas, producen la mayor parte del arroz que se cosecha en Cuba. Lo venden a precios irrisorios a ineficientes empresas estatales.

La bola del arroz terminó el primer día de junio. El arroz llegó puntualmente a las bodegas y las 7 libras per cápita que asigna la libreta de racionamiento se distribuyeron normalmente. Apenas alcanzará para comer dos semanas. Si para entonces no se reanudó la venta liberada, volverá a correr la bola.

 

 

 

 
 
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