3 de junio de 2008   IMPRIMIR   VOLVER AL INICIO
 

La obsesión comunista (I)

Laritza Diversent Cámbara

LA HABANA, Cuba, junio (www.cubanet.org) - Los cambios realizados por el gobierno cubano y otros anunciados poseen un carácter puramente incidental. Tienen más bien relación con una estrategia de acomodo. El VI Pleno del Partido Comunista de Cuba (PCC), celebrado el 28 de abril, evidencio que no hay voluntad de realizar transformaciones políticas importantes.

Al contrario, la elite comunista esta viviendo un proceso de readaptación a la nueva situación coyuntural. El pleno mostró como combinan factores internacionales con circunstancias nacionales decisivos, que le permitan envejecer en el poder.

Se patentizó, ante todo, el delirio de la dirigencia con respecto a la vigencia futura de su ideología. Trataron  de disimular su preocupación. No obstante, quedó latente su afición desmedida por el creciente descrédito social que tiene el Partido.

Reconocieron que la organización debía continuar perfeccionando su trabajo y autoridad ante las masas, y en el afianzamiento de su papel como fuerza dirigente de la sociedad. Solapadamente admitieron el fracaso de la dirección ético política del mismo. Parejo a ello nos dicen que pretenden mantener el monopartidismo y el centralismo político

Sobresale la marcada tendencia a despersonalizar a nuestro pueblo. En su discurso, es frecuente la utilización del termino “masa” para  referirse a la población. Nos tratan como muchedumbre para quitarnos la identidad  y el carácter que tenemos como país.

Esta mentalidad es normal en un régimen totalitario. Convertir  los sectores sociales en gentíos les permite transformar el partido único, de una minoría selecta, en un movimiento de multitudes.

En las dos ultimas década del socialismo en Cuba, el papel regente del partido se ha visto seriamente debilitado ante la sociedad. Se convirtió, de organización política de una determinada clase, en un grupo de ciudadanos que se ha puesto de acuerdo sobre una ideología común.

El Partido está consciente de los riesgos futuros que enfrenta. Para asegurar su continuidad tiene que contar con la vieja militancia. Sabe que la juventud cubana está completamente desligada de las añejas ideas de sus dirigentes históricos.

Esta situación  les ha obligado a cerrar el círculo de poder, motivo por el cual dentro del Buró Político se constituyó una comisión con un número reducido de integrantes.

En la práctica, la designación coincide con la del Presidente, el Primer Vicepresidente y los cinco Vicepresidentes del Consejo de Estado. Raúl Castro, José Ramón Machado Ventura, Juan Almeida Bosque, Abelardo Colomé Ibarra, Carlos Lage Dávila, Esteban Lazo Hernández, Julio Casa Regueiro.

Necesitan a la ancianidad comunista para mantenerse y preservar el poder. No buscan la prolongación de la dictadura revolucionaria. Trabajan por  la continuidad de una casta que ve amenazada su estancia en el gobierno.

Están reduciendo los órganos del Estado, pero dándoles mas poder de decisión. En gran medida, este particular justifica la presencia militar en los principales cargos del gobierno. Se necesita hombres de carácter y mano dura, que castiguen con vara de hierro las desobediencias.

No por casualidad ese mismo día se analizó en la Mesa Redonda Informativa el tema de las ilegalidades e indisciplina sociales; fenómenos de desviación  y formas de disentimiento que se están gestando y generalizando, como conductas comunes de la población.

 

 

 

 
 
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