31 de julio de 2008   IMPRIMIR   VOLVER AL INICIO
 

Bendita locura

Jorge Olivera Castillo, Sindical Press

LA HABANA, Cuba, julio (www.cubanet.org) - Todavía hay quien dice que estoy loco. Me he salido del rebaño. Insisto en permanecer fuera de las alambradas, lejos   del mandato febril de los reglamentos que instan a la postración mental.

Amigos, informantes y viejas amistades resignadas a la obediencia especulan en voz baja, sugieren cambios de aptitud, subrayan conceptos que dan al traste con la pasividad, o sea, no alterar la paz que nace del miedo y las permutas éticas.

Son pequeños asaltos a favor de las agendas del partido comunista. Por más explicaciones que doy, no comprenden. Son analfabetos funcionales en asignaturas tales como la virtud y el decoro. Prefieren seguir el camino trillado, desempeñar el mismo rol en una tragedia que comienza en lo estrictamente personal y termina en el ámbito de una colectivización enajenante. Hablar de identidad a estas personas es perder el tiempo. Con las máscaras y el escenario de turno quizás no sepan a estas alturas del drama ni quiénes son, pero sobreviven, están al menos con la cabeza fuera del agua. Esa es una de las ilustraciones que explican una aptitud con millones de practicantes en todo el país.

Es lastimoso lo que viene ocurriendo en Cuba desde la implantación del sistema totalitario. ¿Puede una nación que funcione bajo tales códigos conseguir algún fin duradero y decente?  Si decir la verdad, es sinónimo de herejía, entonces sólo resta admitir que todo es parte de una gran mentira.

Si una sociedad carece de auténticos mecanismos de participación, es suficiente para decretar que sus fundamentos son de paja.

¿Cómo es posible que los niveles de indisciplinas hayan escalado hasta niveles críticos, si aparentemente existe la unánime aceptación popular en relación a la naturaleza del régimen?

¿Por qué las estremecedoras estadísticas sobre casos de corrupción, que no se atreven a exponer en su totalidad y alcance, si siempre desde las tribunas se han subrayado la honestidad y la consagración de dirigentes y pueblo en general?

Al engaño le queda chico el escondrijo. Ha crecido en demasía con un menú de excelencia. ¿Cuántas promesas incumplidas? ¿Cuántas exhortaciones baldías?, ¿Cuánto tiempo perdido en batallas bizantinas y mesianismos de pacotilla?

Escribir esto sobre la hoja en blanco es parte de mi chifladura. Esa que enarbolan algunos amigos y casi todos mis adversarios. Me satisface hacerlo. Lo disfruto a plenitud. En las posibles consecuencias no me voy a detener. Son muchas aún las zonas de sombra a las que hay que arrojarle tan siquiera un poco de luz.

No quiero graduarme de héroe, ni de mártir, solo sigo las pautas de mi conciencia. Desde que empecé estas andanzas me siento más cuerdo que nunca. Locos terminarán quienes han perdido la capacidad y el valor de decir lo que piensan. Hace 15 años que tiré a la basura todo el vestuario para la simulación. No era actor, ni quiero serlo. Solo deseo seguir siendo un simple cronista de la realidad nacional. Un rehén de mi bendita locura.

oliverajorge75@yahoo.com

 

 

 

 
 
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