30 de julio de 2008   IMPRIMIR   VOLVER AL INICIO
 

Chinos en la isla del Coco

Tania Díaz Castro

LA HABANA, Cuba, julio (www.cubanet.org) - La verdadera historia de la Isla del Coco, como se nombra ahora al antiguo parque de diversiones Coney Island, situado en el municipio habanero Playa, al que fui de niña tantas veces, no se ha contado en la prensa oficialista. Es para avergonzarnos.

El refrán: lo que mal comienza mal termina, se ha hecho realidad en el parque de diversiones Isla del Coco, con cinco hectáreas de extensión e inspirado en la historieta Coco Lindo, del autor cubano Jorge Oliver.

Durante años, el proyecto del parque se publicaba con frecuencia en la prensa con bombos y platillos. En 2004 se iniciaron los trabajos de construcción. La fabricación y dirección del montaje de los aparatos, de bellos y llamativos diseños y colores estuvo a cargo de la República Popular China.

Pero ahora viene lo que no se dijo en la prensa: los técnicos chinos tenían previsto tres meses para la instalación de los aparatos. Es el tiempo que demoran en ese país para el montaje de los parques de diversiones, tanto dentro de China como en el extranjero.

Sin embargo, las cosas con el socialismo castrista son completamente distintas. Por eso los chinos, que como los japoneses y los vietnamitas trabajan como hormiguitas, se enojaron tanto al ver la lentitud de los trabajadores cubanos, que prepararon sus maletas y tomaron el avión de vuelta a sus casas.

Los tres meses previstos para el montaje del parque se convirtieron en tres años. Pero ahí no termina la historia. La prensa anunció el 20 de enero de este año que ese día comenzaría a funcionar la Isla del Coco. No fue así. Numerosas familias que asistieron ese día con sus hijos no pudieron entrar. En la puerta principal del parque se pedía una invitación otorgada por algún organismo estatal.

El 25, cinco días después de quedar inaugurado, el público que llegó a la entrada principal, de nuevo se marchó defraudado. En la puerta había un cartel que decía: Cerrado hasta nuevo aviso.

Así, cerrada, permanece la Isla del Coco. A los vecinos de los alrededores les consta que ya hay muchos aparatos rotos, ya sea por mala manipulación o por falta de piezas. Sin embargo, prepararon sus maletas y cogieron las de Villa Diego, horrorizados del modo en que trabajan los cubanos.  ¡Qué vergüenza!

 

 

 

 
 
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